⇢Capítulo 12.

276 56 27
                                    

La tarde del sábado pasó rápido, Michael tuvo todo el día para hacer entregas y Luke se aburrió un poco en su oficina buscando recetas para la revista de repostería que lo había llamado hace unos días, un hombre muy agradable llamado Leonard que había programado una reunión el lunes temprano. Alguien le contó a la famosa revista sobre sus pastelillos y pan dulce a aquella revista orientada a la cocina en casa principalmente para trabajar con los niños, Luke no se pudo negar a participar, pues él desarrolló su gusto por la repostería cocinando con su madre desde muy pequeño.

Finalmente encontró las indicadas y decidió dejar su despacho feliz de haber terminado su trabajo, así que tomó su lugar detrás de la caja.

Un plato con rosquillas y una taza de té humeante fueron puestos frente a él. Levantó la mirada y se encontró con unos ojos verdes y mejillas sonrojadas a unos centímetros. Sus mejillas tomaron un poco de color también y tragó saliva antes de hablar, se había puesto un poco nervioso.

—¿Y esto? —y se odió por como su voz tambaleó.

—No saliste en todo el día de tu oficina. Además necesitas energía para hoy.

Luke rio, se le había olvidado el panorama que Michael había planeado para ellos junto a Calum esa noche, no sabía por qué acepto al momento en que las palabras salieron de los labios del ojiverde en la cena, se estaba arrepintiendo un poco, pero veía como él estaba tan emocionado y feliz de que saldrían juntos a un bar. Uno real, Luke hace años no iba a uno.

—Tienes razón. —Michael volvió a sonreír ante las palabras del rubio y se dejó caer en la silla a un lado de este. —No como algo desde el almuerzo.

—Luke, si no quieres ir-

El rubio negó. —Estoy cansado, pero eso no va a arruinar nuestra c -fiesta. —se mordió la lengua cuando se dio cuenta de la palabra que casi sale de sus labios, así que decidió darle un sorbo a su té.

—Bueno, disfruta tu cena. Iré a ayudar a Liam con las últimas mesas.

Y así fue como la hora pasó hasta que cerraron, terminaron de bajar las cortinas, la última cocinera se fue y Luke subió las frías escaleras hasta su departamento, todo cambió cuando abrió la puerta y la calidez lo recibió, Michael había encendido la chimenea.

Pero no lo encontró por ningún lado, así que caminó hasta el baño. Estaba algo nervioso, hace mucho tiempo no salía e ir con Michael lo ponía un poco -mucho- más nervioso que lo normal. Y esperó que el agua se llevase todos los nervios de su cuerpo, pero casi funcionó.

Así que cuando salió del baño y vio a Michael esperándolo en el sofá, los nervios que se habían ido volvieron. Sus mejillas tomaron un poco más de color cuando se dio cuenta que aún estaba frente a él con toalla y su cabello goteando.

Iba a ser una larga noche, esperaba no arruinarla.

✸✸

La calidez del lugar los invadió apenas cruzaron las puertas dobles, el ambiente estaba tranquilo y ellos caminaron hasta la barra, la música estaba moderada aún y había unos cuantos grupos bailando. Luke se quitó su chaqueta y la puso en el respaldo de su silla, aún tenía un poco de frío.

Calum se encargó de las bebidas, así que el rubio se sentó en silencio a un lado de Michael, mirando hacia todos lados, menos a su compañía.

—Si quieres irte, Luke, por favor —tomó aire y sonrió. —Dímelo ¿sí? No quiero que te sientas obligado a estar aquí.

—Vinimos a divertirnos. —asintió. —No dejes que me vaya sobrio.

Y una sonrisa enorme cruzó el rostro de ambos, ojos brillando y poco a poco dejando los nervios atrás mientras la música subía el voumen y el bullicio de las personas se hacía presente.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now