Parte 36

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-No...no... no puede ser...es imposible, nosotros hicimos un pacto con ellos, llegamos a un acuerdo.

-Pues cualquiera que haya sido ese acuerdo, tenemos uno muerto en el sótano, que en consecuencia, pone fin a su pacto o tratado.

Ahora Marcos parecía estar molesto.

-Qué es lo que quieres de mi entonces.

-Que primero te encargues de un desertor ¿Te entrenaron para cosas como esas no es así? Necesitamos contactarlo, porque al parecer quiere poner toda esta operación en riesgo.

-Operación de quien... ¿Tuya?

-Como te dije, no me creyeron. Pero tú lo viste con tus propios ojos... es real...

Claro dio un profundo suspiro.

-Está bien, dime primero cuantas naves alienígenas hay en el país, y las rutas que están tomando.

Marcos no cabía en sí de gozo, todo estaba saliendo como lo planeado.

-Claro pero antes que nada debes saber algo.- dijo Marcos, y continúo:- al parecer los de la agencia, se dieron cuenta de las intenciones de estos desertores, y los están buscando como si se tratase de una cacería de brujas, de hecho hasta la INTERPOL; como sea, hay uno en esta ciudad, el cual de alguna manera podría hacer peligrar nuestra misión.

-No lo entiendo.- Le respondió Clara moviendo la cabeza de un lado a otro.

-ven por acá.

Inmediatamente Marcos se dirigió a otro monitor, ingreso a unos archivos, y allí entre todos los perfiles de los exagentes, ubico a uno, que Clara reconoció al instante.

-No... no puede ser... pero si él era uno de los mejores.

-Y lo sigue siendo, por ello debemos encontrarlo.

-Pero... ¿Cómo es posible? ¿Por qué desconectaste su implante?

-Era imperativo hacerlo, de otro modo no podríamos ubicarlo nosotros por nuestra cuenta, ahora sabes que hacer, y con los datos que tengo, no será difícil ubicar su paradero. En eso debes lucirte Clara.

-¡Pan comido! Sin embargo, el es muy peligroso...

-Tenemos las armas...

Clara Asintió con la cabeza, acompañada de una sonrisa escalofriante.

Después de que Marcos le explicara a Clara lo que debía hacer, ágilmente se dirigió a un tablero de control, en donde introdujo coordenadas a la base de datos, acto seguido en uno de los monitores se mostró un mapa panorámico a nivel mundial, Marcos introdujo otros datos y este mapa virtual, se deslizo por la pantalla hasta el país en donde se encontraban, unos datos más, y la pantalla revelo sorprendentemente varios puntos parpadeantes que revelaban la ubicación exacta de los platillos voladores, en cualquier parte del país.

Clara arqueo las cejas sorprendida.

-Cómo es que...

- Y eso no es todo- presumió Marcos.- si hago clic aquí, puedo claramente ver la ruta y el número de platillos que rondan por las ciudades.

-¿Aquí, en esta ciudad cuantos tenemos?- pregunto Clara intrigada.

-Pues sorprendentemente, desde hacía más de un mes, simplemente uno. Ronda por los alrededores, buscando fuentes de alimento.

-Y estos puntos en las ciudades de La Paz y Cocha...¿Cochabamba?

-Más de veinte.- respondió Marcos con expresión ceniza.

-No me dirás que...

-Sí, Clara.

-¡Diablos! ¿Podemos evitarlo?

-No, no podemos hacer nada, tendremos que asumirlo y nada más.

-Y la muchacha que está a lado que hay de ella.

-Cómo te lo conté, no fue casualidad encontrarla, ahora entiendes ¿Cómo fue que la ubique tan fácil? No la buscaba a ella, sino a la nave que aterrizo a las afueras del pueblo de Yotala; los seguí con la camioneta hasta una carretera aislada que se encontraba a cientos de metros de donde aterrizaron, tenía que verlos con mis propios ojos y saber que estaban planeando. Cuando los ubique con este pequeño radar portátil, se habían asentado cerca de una granja y para horror mío presencie como exterminaban a casi todo su ganado. Y entonces ella a apareció, tomo su escopeta y mato a uno de ellos disparándolo en el vientre, los demás huyeron por supuesto, y de alguna forma ella se derrumbó quedando inconsciente.

-Trataron de comunicarse con ella...- murmuro Clara.

-Como te estaba diciendo...-continuo Marcos-. Corrí hacia ella para auxiliarla, pero parecía ser demasiado tarde, convencí a una señora que era la dueña de la granja, para que me ayudara a cargar, el cadáver del extraterrestre y a la muchacha hasta donde se encontraba mi camioneta. Los llevamos con mucho esfuerzo. Una vez que los metí dentro, revise los bolsillos de la señorita, y encontré su cartera, busque su identificación, se llamaba Alicia Rojas, además traía un tique, que indicaba que tenía una motocicleta estacionada en un garaje público. Ja ja ja ja no fue difícil convencer a los pueblerinos de que encontré a la chica desmayada más allá del rio y que la llevaba urgentemente a un hospital de la ciudad, además de su motocicleta. Sencillamente aceptaron sin objetar. Ahora aquí la tengo como lo sabes muy bien, y durante todo este tiempo, la convencí de que se uniera a nuestra causa, mañana le quitare la cadena.

-¿Cómo puedes ser tan confiado?

-¿No lo entiendes aun? no soy yo quien confía en ella, es ella quien llego a confiar en mí ciegamente.

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