PARTE 8

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Fueron unas vacaciones largas y se puede decir hasta placenteras, para el sargento de la policía y agente especial de la FELCC (fuerza especial de lucha contra el crimen), Alexander Rodas. Alexander, era alto, tenía el cabello recortado al rape, sus ojos eran pequeños y penetrantes, su espalda era ancha y siempre se sentía orgulloso de poseer, un par de brazos anchos y desarrollados como atleta de lucha libre; además tenía dos hijas pequeñas que lo eran todo para él, su esposa, hace mucho que había fallecido de cáncer, así que se puede sacar la conclusión, de que su mundo entero, giraba en torno a sus dos hijas y su trabajo.

Como era de esperarse, regreso con ánimos exacerbados a trabajar, sentía que habían pasado años desde que no ponía los pies en su oficina o salía hacer peritaje de campo, si, ahora más que nunca quería entrar en acción.

Cuando ingreso al edificio del comando policial, se reportó directamente al capitán Gonzalo Ríos; este lo esperaba sentado en su oficina, con su barriga grande y algo de sudor goteándole de su frente calva y arrugada.

-¡Buenos días capitán!- Saludo enérgicamente Alexander.

-Sí, sí, buenos días sargento, siéntese, siéntese...- fue la respuesta simpática del capitán.

Alexander lo hizo con formalidad, aunque por sus adentros rebosaba de alegría de estar otra vez de vuelta...

-¿Y cómo están las niñas Alex?- Le pregunto el capitán Ríos con un tono casi paternal.

-Bueno...ellas están muy bien, están seguras, en su casa, están con su nana la señora Lucia.- dijo Alexander casi con la mirada perdida.

-Me alegra, me alegra, bueno camarada, creo que es hora de empezar.

-¿Hay novedades capitán?- Inquirió Alexander otra vez entusiasta.

-Bueno.... siempre las hay, lamentablemente...no será fácil lo que te mostraré.

El capitán Ríos, se levantó a duras penas, haciendo rechinar las cuatro rueditas que tenían las patas de su silla.

-Vamos...- le indicó el capitán, y salieron de allí dirigiéndose directamente a la sección de: "custodia y recepción de evidencias"; una vez en el recinto, el capitán se reunió con otros oficiales, que estaban un tanto ajetreados con todo el material y la información que habían recibido de la IDIF (instituto de investigación forense), hace un par de días atrás.

Alexander noto a varios de sus colegas muy alarmados y alterados, algo grave había pasado. Fue entonces que el capitán después de comentar algo con el oficial a cargo, se dio vuelta y se dirigió directamente hacia él.

-Muy lamentable, muy lamentable- comentaba casi murmurando el capitán.

-¿Qué sucede Capitán?

-Hoy daremos parte a la prensa y los medios para que nos sean de ayuda...

-¿Qué fue lo que paso?- Seguía insistiendo Alexander.

-Bueno, esto es difícil, para empezar sargento, una niña desapareció hace dos días atrás; estábamos trabajando en eso, hasta que nos llegaron reportes de casi una decena de niños y niñas desaparecidas en estos días en todo el país. Es terrible. Pero algo hizo que las cosas de alguna forma se alivianaran o se complicaran más.

-Que... que fue, capitán.

-No tenemos toda la información, pero recibimos un informe de que la INTERPOL, está trabajando para encontrar a unos ñatos que, bueno, son sospechosos de haber cometido secuestros y tráfico de personas, tráfico de órganos y demás porquerías...

-Entiendo capitán... pero no le parece raro ¿Que criminales de ese calibre estén por allí merodeando y más aun con lo que paso?

- Raro fue lo que paso anoche, pero, tengo ordenes de colaborar con la INTERPOL, desconozco si los cargos imputados hacia ellos son verdaderos, solo nos pidieron investigarlos. Nada más.

-Si los de la INTERPOL no están seguros, no me parece que tengamos que hacerlo nosotros, no creo que debamos ir por ahí, encargándonos de sus sospechosos, y más aún, cuando tenemos algo más delicado entre manos.

-Lo sé, lo se...- respondió cansadamente el capitán, mientras se limpiaba con la maga el sudor que le chorreaba por la frente.

-Entonces que...-trato de sugerir el Alexander.

-Por ahora, nosotros nos haremos cargo; a mí me aseguraron que muy pronto llegaría un equipo especializado para que puedan dar caza a estos sujetos, si es que algunos están en el país. Mientras tanto colaboremos con lo que podamos y quizás hasta puede que estén involucrados con estas desapariciones misteriosas... no creo que por nada los estén buscando.

-Quizás capitán, tal vez ellos manejaban todo esto y sucedió un error de cálculo, lo más probable es que ahora traten de escapar.

-Puede ser...

-Está bien capitán, ahora mismo voy a comenzar con las investigaciones correspondientes.

-Suerte hijo- fueron las palabras que casi balbuceo el capitán Ríos, mientras veía alejarse, con porte distinguido y jovial al sargento Rodas.

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