Parte 61

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Svieta corría apresurada por el pasillo del hospital Santa Bárbara, puesto que había recibido una llamada de una de las enfermeras que estaba pendientes de la situación de su amiga Neyza, la cual le había prometido llamarla ante cualquier eventualidad.

Svieta estaba con el pulso acelerado mientras subía por las escaleras que conducían a la sección de terapia intensiva. Y no era para menos, después de que ella y Leonardo hubiesen salido de la casa de los señores Belmont –claro, no sin antes haberle pasado las llaves de la casa a la señora Ruth por debajo de la puerta-; en la calle, se encontraron con un espectáculo surrealista, cientos de helicópteros peinando toda la ciudad, uniformados tanto de la policía como del ejército patrullaban por aquí y por allá, todo era un caos absoluto allá afuera. ¿Las razones? eso era lo extraño, no tenían ni idea, claro que después Leonardo, vio la situación como algo digno que rememorar hasta su vejez, y su emoción se hizo más fuerte aun, cuando al activar la aplicación de radio de su celular. Todas las estaciones trasmitían, una sola noticia.

OVNI TERMINA ESTRELLANDOSE EN EL CERRO CHURUQUELLA.

Svieta inmediatamente, reconoció la expresión de euforia en el rostro de Leonardo.

-Está bien, ve hacia allá, yo ya tuve demasiado por hoy, me voy a mi departamento a descansar.- Le sugirió Svieta, con una expresión sombría.

Leonardo tomó un taxi y pidió que lo llevasen a alguna zona cerca del cerro Churuquella, pero el taxista le repetía una y mil veces que varias calles y avenidas estaban bloqueadas, pero ante la insistencia de Leonardo, cedió de mala gana y eso sin tomar en cuenta lo que Leonardo estaba dispuesto a pagar.

Svieta solo vio como el taxi se perdía en la distancia y sin saber porque, le entraron ganas de caminar y así lo hizo, necesitaba tiempo a solas para pensar y caminar en ese momento parecía una buena opción para empezar.

Paso una semana y después de incesantes visitas al hospital y ver que su amiga se encontraba en el mismo estado durante todo ese tiempo, comenzó a perder la esperanzas. Hasta que hoy por la tarde recibió la llamada.

Claro que no esperaba lo que iba a ver el día de hoy.

Neyza había despertado del coma, se sentía lucida y preguntaba a todas las enfermeras por Svieta; cuando ella apareció por la puerta, tanto a Neyza como a Svieta se le inundaron los ojos con lágrimas de alegría; Svieta se dirigió inmediatamente hacia Neyza y la abrazó con mucho cariño. Como si Neyza hubiese vuelto de un largo y peligroso viaje por el extranjero.

-Perdón amiga, yo...no sabía cómo decírtelo...yo....-comenzó a decir Neyza.

-No te preocupes, todo ya paso ahora, podremos estar juntas como siempre.

Pero sin embargo, Neyza quiso explicarle a su amiga algunos detalles.

-La verdad es... que no fue fácil para mí... todo este tiempo. Bueno recibiste el sobre ¿No?

- Si. Me lo entregaron después de que te trajeron aquí.

-Te conozco bien Svieta y pensé que si te comentaba algunas cosas que me sucedieron durante tantos años, tú no lo ibas a entender, por qué a ti te gusta racionalizarlo todo. Así que me propuse recolectar información de todo aquello que estuviese relacionado, con las cosas que me sucedieron desde que era niña. Una vez que me di por satisfecha con toda la información que reuní, confiaba que, en caso de que me pasara algo inesperado, tú pudieras revelar el misterio y entender y hasta aceptar cualquier cosa que hubiese llegado a ocurrirme. Siento mucho haberte hecho pasar por todo esto.

-No Neyza yo siento haber sido tan intransigente contigo y los demás. Y por ello debo confesarte que yo no hubiese comprendido nada, sino hubiese sido por la ayuda de una persona especial

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