Entregando un regalo

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Ya quedaba poco para que el verano llegase a la vida de los semidioses que vivían en el campamento y un par de los campistas estaban un poco nerviosos. Tanto Nico como Bianca hacía poco que le habían terminado de construir una cabaña para ellos dos por petición de Percy ignorando por completo la disposición de Zeus cuando mandó construir el lugar hace tiempo.

La nueva cabaña 13 era muy sencilla hecha con madera negra y adornos que imitaban a los huesos y un poco de pintura brillante imitando a las joyas que se pueden encontrar bajo la corteza terrestre. El interior ya parecía otra cosa, los muebles imitaban la decoración que se podía ver en películas de vampiros y pequeñas lamparas de época, las camas eran las mismas que tenían todos en el campamento solo que ellos la podían decorar como querían y, lo último pero no menos importante, no tenían ventanas. Si, los que construyeron la cabaña pensaron que los hijos de Hades no querían tener nada que ver con el sol por la mañana y fueron tomados como vampiros.

Pero ellos no estaban nerviosos por la cabaña y su posible falta de vitamina C en su vida. En estos momentos su padre, el dios de los muertos, les había citado en una cafetería de carretera que estaba cerca de la salida de la granja de fresas que tenía el campamento como tapadera. Ellos nunca habían conocido a su padre y no sabían como tenían que tratar con él, solo lo habían visto una vez y no hablaron con él para nada.

Nico estaba un poco ansioso, tenía muchas preguntas que hacer al dios, pero Bianca no sabía como tratar con él, ni si quiera sabía porqué les había mandado esa extraña carta que les decía que querían verlo en unas coordenadas que parecían al azar.

Estos al contárselo a Quirón decidió mandar a Argos con ellos para que llegaran bien al lugar. Con la ayuda del ser con más de cien ojos llegaron bien y antes que el dios, por lo que decidieron pedir algo y sentarse en una mesa.

Esperaron un tiempo. Cinco, diez, media hora... Después de una hora el dios del inframundo se presentó vistiendo un look muy parecido a un rockero. Este miró el lugar y en tan solo unos segundos divisó a sus hijos en una mesa alejada de la barra. Caminó con calma y se sentó al lado de su hijo.

- Hola chicos. - Dijo este al sentarse y retirarse las gafas de sol. - ¿Cómo os va en el campamento? Me he enterado de que tenéis una cabaña con mi nombre, eso es nuevo.

- Si... - Dijo Bianca un poco nerviosa. - Percy dijo a los hijos de Hermes y Hefesto que nos hicieran una para que no ocupemos sitio en la de Hermes.

- Genial, ese chico tiene algo que... no se, pero va a llegar lejos. - Dijo el dios con una sonrisa para luego llamar a la camarera y pedir un café para él. - Bueno, lo más seguro es que os estéis preguntando porque os he mandado venir. - Bianca asintió. - Se que no he sido el mejor padre por el mero hecho de manteneros encerrados en un hotel mucho tiempo y quiero redimirme siendo un bien padre y un mejor miembro de la familia. - Tras decir eso chacó los dedos haciendo aparecer dos armas, una espada de hierro estigio que entregó a Nico y un arco de madera oscura y adornos de obsidiana para Bianca. - Estas armas os vendrán de ayuda cuando necesitéis usarlas, aparte, me gustaría que le dieseis un regalo a Percy de mi parte. - Este mostró una espada de bronce celestial y hierro estigio. - Esta espada se llama Anaklusmos, una espada que Poseidón le quiere dar a su hijo, pero yo le he metido unas pocas mejoras.

- ¿Y cómo quieres que se la demos si no sabemos dónde está? - Preguntó Nico de una forma sincera haciendo que a su hermana se le abrieran mucho los ojos.

- Muy simple hijo mío. - Dijo Hades mientras recibía el café de la camarera. - Él, en este momento se encuentra en su casa en Manhattan, mañana a primera hora de la mañana le toca estudio de la Grecia antigua en la universidad donde estará unas ocho horas antes de volver a su casa y hacer vida normal, os recomiendo que vayáis en ese momento, sino podría ser incomodo para él que dos chicos le diesen una espada en una universidad por muy histórica que sea.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora