Superpoblación en la cabaña 11

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La vos que había escuchado Percy era, sin lugar a dudas, de una niña. Este se dio la vuelta y vio a una niña de más o menos su edad, con el pelo castaño atado a una coleta, ojos castaños y que llevaba puesto una chaqueta de estilo militar pequeña, una camiseta naranja con un pegaso, unos pantalones deportivos, unas botas militares y una tirita que cubría una pequeña parte de su mejilla derecha. Además, esta portaba en su mano derecha una replica en miniatura de una lanza de practicas.

Percy no tuvo que pensar mucho, era evidentemente una hija de Ares. Pero lo que no sabía era por qué, al ser más o menos de la misma altura, complexión y edad, esta intentaba intimidarle.

- Vamos, te he hecho una pregunta. - Dijo esta un poco cansada de mi silencio. - No es tan difícil.

- Es que hay algo que me cuesta entender y que se escapa de mi conocimiento. - Dijo el niño haciendo que la hija de Ares arrugara un poco la cara por las palabras dichas por este. - ¿Por qué quieres hacerme ese "ritual de iniciación"?

- Porque me es divertido. - Dijo esta sin más, evidentemente era hija de Ares. - Ahora venga, no tengo todo el día. - Esta avanzó hasta donde estaba Percy y le agarró la mano, pero grande fue su sorpresa al darse cuenta de que no podía moverlo. - ¿Por qué eres tan pesado?

Percy dio un suspiro largo. No había tratado con alguien tan burro desde su último día de clase.

- Te podría responder, pero dudo que tu mente infantil sea capaz de asimilar la información que te pueda suministrar. - Dijo este haciendo que la niña volviese a poner una cara rara por no comprender lo que este estaba diciendo. Con otro suspiro y con un movimiento leve de su muñeca consiguió que esta soltara su mano. - Tengo cosas que ver, te agradecería que me dejaras en paz el tiempo suficiente para que pudiera ver todo lo que quiero, después si quieres continuamos jugando.

Ese comentario pareció molestar de sobremanera a la niña, la cual estaba apretando los dientes. Con un salto hacia atrás esta puso algo de distancia entre los dos y lo apuntó con su lanza en miniatura.

- Mi nombre es Clarisse La Rue, hija de Ares. - Dijo esta en voz alta haciendo que algunos campistas los mirasen. - Y te reto a un duelo ahora mismo.

En ese momento, todos los campistas que había oído la declaración de la niña llamada Clarisse, se acercaron e hicieron un circulo rodeando a los dos niños. Si esto fuese un campamento normal y corriente, el líder de la cabaña de la niña tendría que intervenir y poner fin a lo que esta esté intentando hacer. Pero como esto es un campamento para semidioses y la niña hija de Ares, su líder estaba en primera fila gritando "¡A por él Clarisse, pateale el culo!". Sin lugar a dudas, este sitio tenía una fauna peor que el instituto a los ojos de Percy.

Bueno, no había forma de escapar sin gastar mucha energía, era pelear o escapar usando magia, pero ya había hecho un viaje hoy tras haber creado un barco de hielo para salir de la isla en donde estaban las Hespérides. La opción más lógica sería escabullirse, pero al estar rodeado por tanto semidiós solo podría usar la magia y no quería gastar más, por lo que tendría que pelear.

Percy dio un suspiro muy largo, dando a entender a la niña que era una molestia, cosa cierta, pero se lo tomó mal. Sin dar un aviso previo Clarisse fue al ataque con su lanza en miniatura dispuesta a darle un golpe o algo. Percy se limitó a esquivar todos los golpes que venían de la chica y, tras un rato, llegó a la conclusión de que era o nueva o había tenido poco entrenamiento ya que los golpes que hace no eran precisos y dudaba de hacer una estocada.

Ya teniendo una idea de que hacer con ella Percy se separó un poco con ella y se puso en posición defensiva. Clarisse tomó esto como un indicativo de que estaba por rendirse ya que fue con más fuerza. En el momento en el que la mini-lanza había entrado dentro del rango de acción de Percy este agarró el arma, dio un ligero tirón hacia un lado haciendo que la niña siguiese ese camino. Pero este paró en seco solo para dirigir el arma en la dirección opuesta golpeando a la chica en el pecho haciendo que esta cayese a al suelo con un ligero quejido de dolor.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora