Un día en el bosque

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Hacía un día hermoso a fuera, los pájaros cantaban, las flores brotaban y había una maldita obra en el apartamento superior a la vivienda de la familia Jackson. Percy, que ahora contaba con una edad de catorce años y que estaba en su penúltimo año antes del doctorado de historia grecorromana, por fin había conseguido tener una día libre de investigación y quería aprovechar el tiempo para poder dormir. Pero sus vecinos decidieron tener este día para remodelar su casa.

Completamente resignado a tener que levantarse se alzó de la cama y fue a la cocina a ver si conseguía algo que pudiese alimentarle.

Cuando llegó a la sala de estar, la cual estaba al lado de una cocina americana de concepto abierto (NA: personalmente, quedan muy bien a la vista pero no me gustan, quiero paredes en mi cocina) consiguió ver a si tía Ashley, la cual estaba a su cuidado ya que su madre había conocido a un hombre que la ayudaba a sacarse el graduado, si la memoria no le fallaba a Percy su nombre era Paul.

Ashley no tenía buena cara. No era porque estaba enferma o algo por el estilo sino porque no había dormido todo lo que a ella le hubiera gustado. Ella y su sobrino adoptivo tenían la costumbre de dormir todo lo que podían cuando tenían libre y hoy no se había podido cumplir el objetivo.

- Buenos días, si es que lo son. - Dijo su tía con una taza de café. - Sally me ha dejado instrucciones para la comida, pero las malditas obras me han dejado sin ganas de cocinar.

- Te entiendo. - Dijo Percy buscando algo en la nevera. - Si quieres podemos salir a dar una vuelta o algo a ver si nos distraemos.

Tras ese pequeño comentario Ashley terminó aceptando, cualquier sitio era mejor que su piso actualmente y después de vestirse salieron a la ciudad.

Era un día de diario, por lo que los lugares eran más concurridos que había ahora estaban más vacíos. Terminaron desayunando en un restaurante de comida rápida con mucha calma para luego salir a dar una vuelta. Según pasaba el día la ciudad se hacía cada vez más ruidosa haciendo que la pareja de tía-sobrino se estresara un poco.

Ya, en una hora en el que los institutos habían terminado horario lectivo se hizo insoportable el ruido que había en la ciudad y Ashley propuso ir a dar una vuelta en una zona de bosque  la que Percy los pudiera transportar.

Al chico no le pareció mala idea. Aire puro, no había ruido y la naturaleza era relajante. Con una sonrisa hizo un portal a un bosque que estaba un poco más al centró del país.

El bosque en si era normal, no había nada peligroso en el. No te iba a salir un hombre muy alto sin cara con tentáculos a la espalda, pero podrías encontrarte con una serpiente si no tenías cuidado.

Tras un tiempo caminando llegaron a lo que parecía ser un río, por lo que se establecieron allí un tiempo. Estaban a finales de otoño, por lo que no deberían bañarse en el río, por lo que solo se sentaron y vieron como el agua fluía. En algunas ocasiones Percy modificaba el agua para que esta tuviese forma para causar la risa de su tía.

Después de un rato Percy se puso serio.

- ¿Tú que opinas de Paul? - Preguntó muy serio haciendo que Ashley le mirara.

- Es un buen tío. - Dijo ella. - No se le pasaría por la cabeza hacerle algo y menos teniendo a una exmilitar como amiga que vive con ella y su hijo. - Dijo con una sonrisa. - Sé que puede ser raro que te sientas un poco vacío, tantos años que has tenido a tu madre para ti y ahora viene ese hombre, pero te aseguro de que es un buen hombre.

- Pero, si se llegan a establecer... Puede que tú ya no estés con nosotros. - Dijo Percy haciendo que la mujer entendiese rápidamente lo que quería decir.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora