Final y despedida

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Percy había conseguido derrotar a Ares y conseguir de vuelta los objetos sagrados de sus dos tíos Zeus y Hades. Actualmente estaba con su grupo de compañeros en la sala de espera del Empire State. No había prestado demasiado atención a su anterior visita, pero sabía que alguien debía tener un llave de un ascensor para que pudieran llegar.

Percy observó a los trabajadores, no había nadie que levantase sospechas. Estaban los normales, guías para grupos que habían reservado una excursión, imagino que para un hotel; encargados de limpieza que recordaba muy bien de cuando era pequeño y los que estaban a cargo de una recepción. Lo normal sería tener comprado a uno de la recepción por lo que Percy comenzó a caminar hacia el hombre que estaba en un mostrador.

Este hombre en particular tenía una mirada aburrida mientras miraba una revista de actualidad. Pasaba las hojas sin interés, últimamente no ha sucedido nada interesante en su trabajo, solo un viejo que había tenido una rabieta. Este se vio interrumpido de su pasatiempo al notar la presencia de Percy delante de él.

En el momento en el que este levantó los ojos de la revista y vio sus ojos ya sabía quien era.

- Hola. - Dijo con desgana el hombre. - ¿Cómo debo llamarte, Benefactor o quieres dar otro nombre?

- Actualmente uso mi nombre real, por lo que llámame Percy. - Dijo el chico como si nada. - Por el hecho que conoces el seudónimo que usaba antes debo entender que sabes de la existencia de lo mítico. - Dijo Percy haciendo que el hombre asintiera causando una sonrisa en el chico. - Bien, pues quiera la llave del Olimpo, tengo que devolver unas cosas a sus dueños.

El hombre rodó los ojos, esos viejo solo hacían tonterías a los ojos de este. Dejó la revista a un lado y se agachó detrás del mostrador. Percy esperó pacientemente todo el tiempo en el que el hombre había desaparecido de su vista. Tras dos minutos en el que Percy se quedó parado detrás del mostrador apareció con una llave magnética de color negro con el símbolo omega en ella.

- Disfruta de tu estadía en el Olimpo. - Tras decir eso ignoró por completo a Percy mientras volvía a su revista.

El chico suspiró y volvió con sus compañeros que lo miraban desde un sofá en completo silencio. Nada más llegar con ellos este levantó la tarjeta diciendo que ya había conseguido la llave y que ya podían ir a la montaña de los dioses.

El grupo se levantó y fueron a un ascensor en el que no subiera nadie. Tuvieron que esperar un poco, pero al final un rato uno quedó libre y ellos los ocuparon. Percy cerró las puertas y pasó la tarjeta para que se desbloquease un botón que ponía piso 600, miró el botón botón un instante para luego pulsarlo. El ascensor comenzó a funcionar con una música de fondo cutre como siempre y puede que compuesta por Apolo.

El viaje parecía ser lento, pero la velocidad con la que la luz pasaba por lo botones era apabullante. Tras unos pocos minutos de subida un ligero timbre anunció la llegada de los semidioses al Olimpo. Los hermanos Di Angelo era la primera vez que venían a este lugar, y el hecho de verlo con sus propios ojos los dejaron impresionados, sobre todo a Nico.

El grupo si vio obligado a caminar de una forma lenta por una cosa, y esa cosa era el hijo de Hades. Nico se paraba a cada rato solo para verificar que ese sitio era, en realidad, ese sitio. Es decir, Nico se paraba a ver una calle del Olimpo y se quedaba mirando la calle un buen rato hasta que daba por hecho que esa calle pertenecía al hogar de los dioses. Tras obligar a Nico unas cuantas veces a caminar y tras amenazarle de que Bianca ya no le comprará ningún sobre de cartas más pudieron avanzar.

No tardaron mucho en llegar a las puertas de la sala del trono, el único inconveniente era que la puerta es enorme y ellos no podían llegar a abrirla de forma normar, por lo que tuvieron que llamar a la puerta, si, es patético.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora