Una separación

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Percy había despertado de ese sueño donde había visto a Erebus y había descubierto que mandarían enemigos al mar de los monstruos, por lo que si querían evitar eso tendrían que llegar antes y prepararse ya que solo él y los zombies sabían pelear en el mar ya que sus demás compañeros no eran, por así decirlo, útiles.

Pensó también en posibles estrategias para posibles encuentros no deseados que se vayan encontrando en el camino.

Tras un tiempo sus demás compañeros despertaron y todos fueron a la bodega a por algo de comer, por lo que Percy decidió compartir su sueño con los demás.

- Chicos. - Dijo Percy llamando la atención de todos los que estaban en el lugar. - He tenido un sueño donde pude ver como Erebus mandaba a uno de sus subordinados que mandase sombras especiales al mar de los monstruos, puede que quiere evitar que consigamos el vellocino de oro.

Hubo un pequeño silencio en la sala. Donde había un Tyson un poco confuso por no entender la situación, una Annabeth preocupada por lo que había visto de esos seres y una Clarisse seria.

- ¿Qué posibilidades tenemos de que nos pillen en mitad del mar? - Dijo Clarisse siendo consciente de la desbentaja.

- La posibilidad puede ser alta, si nos damos prisa podríamos llegar hasta antes que las sombras. - Dijo Percy muy serio. - Además, debemos flanquear como podamos a Caribdis y Escila. Pero me gustaría ir más rápido, Tyson, tenemos que ir más rápido, diles a los zombies que te ayuden a hacer que la caldera vaya a su máxima potencia.

Tras decir eso Tyson asintió y salió a la sala de la caldera mientras que Annabeth y Clarisse seguían con Percy. En ese momento Percy le explicó todo lo que sabían de las sombras, le dijeron como habían luchado contra ellas.

Unos minutos más tarde, Percy, estaba en la cubierta del barco mirando hacia el frente. Miraba el tiempo que hacía, por el momento era un día soleado sin nubes en el cielo, por lo que no habría inconvenientes con posibles turbulencias, además de que se podía apreciar la velocidad aumentada del barco.

Si sus cálculos no le fallaban podrían llegar a ese lugar en menos de medio día ya que el barco emana calor con solo entrar en su interior.

Por el momento no había habido ningún indicio de que algo malo pudiese pasar, pero, nunca sale a pedir de boca. Cuando por fin habían llegado al mar de los monstruos Percy perdió toda esa fuerza que había ganado, eso es debido a que ese mar no estaba bajo el dominio de su padre, además de que una misteriosa tormenta se formó de la nada para que luego comenzara a llover haciendo que el mar estuviese picado, obligando a todos a refugiarse dentro del barco para evitar mojarse.

- Joder, que calor. - Esas fueron las palabras de Clarisse. Estaba estaba sudando a mares, incluso llego a tal caso de quitarse la camiseta dejando ver un top deportivo obligando a Percy a mirar a otro lado.

- Clarisse, por favor, ponte la camiseta. - Dijo Annabeth mientras se abanicaba con un libro. - Ten un poco de vergüenza por favor.

Tras esa frase ella dirigió su mirada al único chico que había con ellas y cuando lo vio no pudo evitar soltar una pequeña risa.

- ¿Qué pasa Percy? - Dijo ella mientras se acercaba al chico haciendo que este cerrase los ojos por la chica. - ¿Nunca has visto a una chica sin ropa? Pensé que ya habrías visto algo de contenido adulto por tu cuenta con lo listo que eres. ¿O es qué no puedes comparar un video con la realidad?

Percy fue a contestar lo dicho por Clarisse, pero una turbulencia le hizo para en seco ya que el barco comenzó a moverse de una forma muy brusca. Percy como pudo se dirigió a cubierta y lo que vio no le gustó para nada. La tormenta había empeorado y vio lo que era un remolino que bajaba en espiral hasta un agujero que se tragaba el agua.

El rey de los mestizosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora