Hallazgo.

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Radamanthys estaba seguro de que no habia razon alguna para que Kanon lo buscara, no lo haría, no era su omega y no era su cachorro aquel que esperaba, riéndose de su situación, porque acababa de ver a un monstruo, a una criatura que ni siquiera era humana y por alguna razón que no alcanzaba a comprender, no estaba asustado, no creía que tuviera que esconderse, no, no era necesario. 

Porque sabía que los monstruos existen, lo sabía bien y esos seres, aunque no eran humanos del todo, no eran monstruos, no tenía porque estar asustado, se dijo, solo que el sujeto enorme quería que fuera su omega, solo porque pensaba que olía como Kanon. 

Kanon, el ladrón que le dijo que lo encontraba hermoso, que su ceja era linda, pero, no estaba dispuesto a creer en más mentiras o en la existencia de algún héroe, algún caballero en dorada armadura, eso no existía. 

Y sabía que ese sujeto desagradable lo deseaba únicamente para lastimar a Kanon, por alguna razón que no comprendía, mucho menos le importaba, pero al darse cuenta que el guapísimo ladrón no estaba dispuesto a buscarlo, él terminaría pagando por ello, de eso estaba seguro. 

Minos estaba inconsciente a su lado, otro detalle que debía sorprenderle, porque le golpearon con la misma fuerza, sin embargo, él estaba despierto y su amigo, su aliado, no lo estaba. 

Era como si pudiera recibir mucho más daño que los demás y eso era sorprendente, se dijo, recargando su cabeza contra sus rodillas, pensando que al menos, Valentine no había dado con él y que no pudieron destruirlo. 

Preguntándose si ese procedimiento, esa lobotomía era una orden de Valentine, o el hospital estaba realizando su voluntad, preparando lo que esperaban fuera un sirviente dócil, algo que pudiera mandar, sin hacer preguntas. 

De alguna manera, deseaba creer que Valentine no sabía que iban a destruirlo, deseaba creer que lo deseaba lo suficiente para no desear que se transformará en alguien más, en una cosa sin mente. 

-Solamente desea mi cuerpo, nada más… 

Susurro para sí mismo, escuchando unos pasos, como un grupo de esas criaturas se acercaban a ellos, estaban buscando a Minos, deseaban llevarlo con el anciano, él siempre sabía pagar sus regalos y sus favores. 

-No lo creo, Kanon dejó muy claro que tu eres suyo, al impregnar tu cuerpo con su aroma… aunque ni yo me lo creo. 

Ese era el sujeto extraño, de la mirada fría, que cruzando sus brazos delante de su pecho le sonrió, Aspros había sido muy claro, no le dejaria tocar a ese omega, a menos que Kanon decidiera no acudir a su trampa. 

-Pensaba que el maldito no tenía corazón, pero me equivoqué, Kanon te ama y vendrá por ti, al igual que Aspros, irá por Hasgard, para recuperar a su omega. 

En ese momento los tendría en sus manos y ellos, serian destruidos, Saga era un omega, no podía liderar la jauría, Defteros también lo era, aunque Aspros siempre lo había ocultado, pensando que eso era lo mejor, así nadie dudaría de las decisiones de su hermano, hasta que le ayudó a sus gemelos a escapar. 

-Y tú quieres librarte de ellos… supongo. 

Eso era lo que deseaba y no era que fuera especialmente silencioso al respecto, Aspros lo sabía, al igual que Kanon, o sus hermanos, asi que no era como si ese omega hubiera adivinado algo importante. 

-Y tú quieres que yo sea tu omega para poder lastimar a Kanon… eso es absurdo, él no vendrá por mí, yo no soy nada de él, no soy su omega, el niño que espero no es suyo, no soy nada para él. 

Eso pensaba el omega, pero era obvio el interés de Kanon, porque había dejado su aroma en el cuerpo de ese extraño, una señal obvia para cualquier lobo de que no deseaba a ninguno cerca de él, la misma señal que Aspros dejó en Hasgard, y le hizo más fácil apartarlo de su lado, solo para herir a su líder. 

Lágrimas de LunaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon