Destrucción

142 19 13
                                    

Kanon escuchó el llamado de Radamanthys de una forma psíquica, pero no pudo acudir apenas lo sintió, Teneo estaba bajo su cuidado, no podía dejarlo solo, sintiendo un extraño presentimiento que le hacía sentir enfermo, furioso.

Teneo estaba dormido en su cama, era un buen chico, aunque apenas lo conocía y sus instintos primarios de protección a la jauría le pedían estar pendiente, había algo extraño en ese sitio, algo que no concordaba en el aroma conjunto de su grupo familiar.

Algo que no le gustaba en lo absoluto, que siguió en silencio, transformándose en un lobo, el mismo ser azul de gigantesca envergadura, que se detuvo cuando lo percibió, un ser que no pertenecía a su hogar, uno antiguo con un aroma a muerte rodeándolo, sin duda, este ser, este demonio, era algo que debía morir, debía ser destruido.

Kanon supo en ese momento que había un intruso en la jauría, poniendo en peligro a los más jóvenes, a cada uno de los habitantes de ese sitio, un ser, que no entendía del todo, solo su aroma, que era demasiado desagradable.

Un aroma que se dirigía hacia la habitación de su hermano, donde se encontraba su heredero, un pequeño omega, que no era tan pequeño, pero si era hermoso, un chico de apenas unos quince años de edad, de cabello azul, de ojos azules, de piel pálida.

El que siguió de prisa, temiendo lo peor, al mismo tiempo que Shion, observaba al joven lobezno en su cama, que se veía demasiado pacifico, demasiado hermoso, al que trato de tocar, pero de pronto escucho un gruñido, un sonido salvaje a sus espaldas y lo vio, un lobo de pelaje azul oscuro, que le mostraba sus dientes debido a la furia que su aroma cubierto de sangre le provocaba.

-Alejate de él...

El animal de pelaje oscuro no hablaba, lo sabía Shion perfectamente, pero aun así retrocedió un poco cuando escucho esas palabras, proviniendo de ese lobo de inmenso tamaño, tragando un poco de saliva.

-No eres más que un animal.

Fue su respuesta, la que veía con cierta molestia, aún se creía superior, pensando que Kanon no era más que un animal, un ser sin conocimiento alguno, mucho menos inteligencia, logrando que el extraño lobo riera con esa voz fantasmal que no debería estar presente.

-No tienes que decirme cuales son tus intenciones respecto a este pequeño dormido en su cama, puedo olerlo en tu cuerpo, puedo sentirlo en tu aura, tu eres un monstruo que desea dañar al heredero de la Jauría.

Teneo despertó al escuchar esas palabras, observando con horror como había un extraño en su habitación, un extraño cuyo cuerpo comenzó a cambiar, a retorcerse, tomando una forma desagradable, aterradora, dientes, garras, cuernos, demasiado difícil de describir, quien volteo a verle de reojo, al escuchar sus movimientos en esa cama.

-¿Piensas que puedes lastimarme?

Pregunto Shion con una expresión hasta cierto punto burlona, esperando matar a ese lobo de pelaje azul e inmediatamente llevarse a su efebo, quien estaba atrapado en esa habitación, al cuidado de un solo licántropo, Aspros no confiaba en nadie más que en su hermano para proteger a su cachorro.

-No lo pienso, yo voy a matarte.

Fueron sus palabras, gruñendo, mostrando sus dientes, para inmediatamente lanzarse contra Shion, con una forma retorcida y desagradable, monstruosa, que le causaba náuseas, especialmente al comprender el porque de aquel horrendo aroma, de la sangre de esos inocentes.

Teneo quiso moverse, pero no pudo hacerlo, era imposible para él apartarse de la batalla que sucedía frente a sus ojos, temiendo que esa cosa tan horrible lastimara a su tío, preguntándose qué era lo que deseaba de él, porque estaba en su habitación.

Lágrimas de LunaWhere stories live. Discover now