Lazos de Sangre

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-¿Suena como una cita?

Esta vez fue el turno de Aspros para sonrojarse al escuchar esa pregunta, tratando de actuar con calma, de mostrarse como un gran líder y no como ese mocoso enamorado de su mejor amigo de la infancia, quien asintió, transformándose en un lobo blanco, que simplemente comenzó a correr, deteniéndose un momento cuando él no hizo ningún movimiento, para después desaparecer en el oscuro túnel que los llevaba a la superficie.

-Nuestra primera cita…

Susurro Aspros, transformándose él también, en un lobo de pelaje oscuro, el que a pesar de que Hasgard en su forma humana era mucho más alto, en su forma salvaje era más pequeño, lo mismo pasaba con sus hermanos, el alfa o los omegas, eran lobos gigantescos, mucho más grandes que cualquier lobo común.

Su aullido alegre y decidido pudo escucharse en cada uno de los pasadizos de la jauría, logrando que Kanon sonriera, quien estaba sentado en un cómodo sofá, haciendo guardia en la habitación de Teneo, quien no dejaba de mirarle como si fuera algo especialmente entretenido.

-Te pareces mucho a mi padre…

Pronunció por fin, cuando perdió toda clase de pena, alegra al pensar que habían salido, que su omega no le había negado esa felicidad a su alfa, viendo como Kanon se removía en la cama, nervioso, cortando un jugoso durazno del cual iba comiendo pequeñas rebanadas.

-Somos hermanos… hijos de la pareja alfa, se supone que debemos parecernos.

Teneo asintió, abandonando las historietas que su padre le había conseguido, pensando que le parecerian divertidas, pero la verdad era que él sólo deseaba aprender todo de su jauría, de los licántropos y como poder proteger a su omega, aunque con su alfa haciendoles compañia, ya nada malo podía pasarles.

-Te vez muy triste…

Kanon sonrió con demasiada pena, no era correcto que ese pequeño se diera cuenta que sus pensamientos estaban con Radamanthys, a quien traiciono, al no poder vencer a esas cosas, a ese demente con ese horrible mensaje.

-Secuestraron a mi omega, su esposo…

Era tan ridículo, esas palabras eran ridículas, el esposo de un omega no podía secuestrarlo y aun así, Kanon sabía que eso había sucedido, Radamanthys no deseaba estar a su lado, no quería hacerle compañía, pero aun así, le obligaron a regresar.

-¿Por qué no has ido por él?

No era tan fácil, Aspros le había convencido que si acudía a su lado, como esperaba hacerlo, únicamente condenaría a ese pobre hombre a un infierno, necesitaban ayuda, aliados, de lo contrario, nada podrían hacer, se lo había dicho hasta que lo creyó, hasta que se dio cuenta que eran ciertas sus palabras.

-Iré por él… y matare a su esposo… pero, no puedo atacar en este momento, es demasiado peligroso, actuar de forma desesperada, lo único que hará será dañar a mi omega, entregarlo a ese demente…

Teneo quería creer que existía una razón para esa espera, si su padre la había ideado, pero aun así, le hacía temer por la seguridad del omega rubio, quien les había cocinado pancakes, unos demasiado sabrosos.

-El no dejaba de mirarte… el poco tiempo que estuvieron juntos, además, se le aceleró el corazón cuando te vio la primera vez…

Teneo había logrado descubrir varios secretos de los invitados, uno de ellos era que el rubio, el que se vistió de monja y cocinó para ellos, se estremeció al ver a Kanon, al escuchar su voz, su corazón se aceleró, era como en las peliculas que habia visto, cuando los enamorados se encuentran esa primera vez.

Lágrimas de LunaWhere stories live. Discover now