Revancha.

70 7 51
                                    

Revancha.

-¡Kasa!

Isaak grito desesperado, tratando de proteger al omega que era rodeado por esas criaturas, escuchando sonidos parecidos a silbidos, como si algo disparara en dirección de aquellas cosas repugnantes, todos seres parecidos a lo que habitaban los cuerpos de Valentine, Lune y Kagaho, pero mucho más pequeños, así como marchitos.

Ese era Milo, que veía como atacaban su ciudad, pero a diferencia de lo que pensaba Degel, él comprendía bien que eso iba a pasar y actuó en consecuencia, no podían seguir esperando el golpe mortal, temerosos de caer con sus enemigos, por lo cual, dejó que los atacaran, estaba preparado.

-Llévate a Kasa contigo, que los pobladores vayan a la capilla, yo me encargare de esto.

Milo vio como Isaak cargaba a Kasa, que se aferró a su cuerpo, sin rechazarlo esta vez, estaba demasiado asustado por lo que había pasado, no sabía donde estaba Degel, pero esperaba que no fuera tan vanidoso como para atacar a su padre, lo que buscaba era la vida de su pequeño, de eso estaba seguro.

-Degel, no hagas nada tonto.

Susurro, buscando a su hijo por todas partes, encontrándolo no muy lejos de allí, sosteniendo su brazo, observando a Camus con los lentes rotos, enfrente suyo, entre padre e hijo estaba Kardia, quien trataba de proteger a su hijo, al que deseaba como su alfa.

-¡Aléjate de él, maldito monstruo!

Se escuchó su grito al mismo tiempo que con una de sus uñas cortaba una columna a la mitad, casi dañando a Camus, pero este retrocedió, viéndole por fin, comprendiendo que como él, había dejado de ser humano hacía mucho tiempo.

-Por fin te presentes Milo, eres tan hermoso como lo recuerdo.

Milo únicamente apretó los dientes, observando a Kardia, quien valientemente protegía a Degel de su propio padre, quien solo le veía como una forma de tener poder, uno que poseía de sobra.

-No te llevarás a este niño... eso jamás...

Camus comenzó a reírse, recordando como Degel trataba de organizar una ofensiva, era un soldado brillante, pero demasiado débil, como un chiquillo y no era más que carne de matadero, para saciar el hambre de la criatura del pozo.

-Su sangre es muy sabrosa, se que nuestro amo la disfrutara.

Kardia maldijo en voz baja, sosteniendo a Degel que poseía una herida en el hombro, como si una lamprea lo hubiera mordido, una herida sanguinolenta, demasiado desagradable de ver, una que fue provocada por Camus, o eso que decía llamarse de esa forma.

-¡Jamás te lo permitiré!

Grito esta vez el omega, que protegía a su hijo sin los medios para eso, escuchando los pasos de Milo, como se colocaba entre ambos, haciéndole una señal a Kardia, para después darle una orden.

-Llévate a mi hijo de aquí... no dejes que lo lastimen.

Kardia asintió, obligando a Degel a apartarse, al mismo tiempo que detrás de Milo dos seres se elevaban del suelo de madera de esa ciudad, eran dos cosas parecidas a un percebe de unos diez metros, con tentáculos ondulantes en sus bases, esas criaturas marinas eran parte de la guardia de esa ciudad.

-Tu mataste a nuestros niños, que te amaban, por eso yo te mataré a ti... Camus.

Camus observó a los dos seres con frialdad, no les tenía miedo, sabía que podía destruirlos antes de que lo atacaran, pero lo que no esperaba era que de pronto, el ser del pozo se estremeciera, algo estaba pasando.

*****

Dohko seguía cargando al pequeño entre sus brazos, mirando aquella reunión sin saber que hacer, recordando que cuando decidió entrenar a Violate, creyó que no era la gran cosa, únicamente un alfa femenino que deseaba tener la fuerza para proteger a su omega, una vez que le conociera, pero ese alfa era un monstruo, uno de dos, porque un joven de cabello azul también lo era.

Lágrimas de LunaWhere stories live. Discover now