Desdicha

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Podía sentir las manos de Valentine recorriendo su cintura y sus piernas, moviéndose de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba, su mirada fija en su cuerpo, en su cuello, en el escote de su ropa.

El que abrió lentamente, como para mostrarle más de su cuerpo, pero no lo suficiente, notando como las pupilas de su alfa se movían al mismo tiempo que tragaba saliva, para poco después, relamiendo sus labios, pero aun así no lo toco.

Sin embargo, Radamanthys comprendía muy bien que su alfa lo deseaba, que necesitaba quitarle la ropa e iniciar esa pesadilla, en la cual, Valentine no dejaba de poseerlo sin descanso, pero al menos, sabía que su deseo por él, protegería sus vidas.

-Te necesito...

Susurro en su oído, acariciando las manos de Valentine, que estaban recargadas en sus caderas en ese momento, tratando de rodearlo con una de sus piernas, respirando hondo, antes de besar sus labios, con delicadeza, esperando que su alfa actuara como lo necesitaba.

-¿Acaso ya no me deseas?

Radamanthys trataba de seducir a su esposo, quien tras escuchar esas palabras comenzó a reírse, llevando sus manos a su ropa, desabotonando su camisa, para liberar su torso de la ropa que usaba, la que era blanca, le gustaba ese color.

-¿No desearte?

Esa era una locura, desde el primer dia en que lo vio deseo a su amado señor, a su actual esposo y omega, sabía que de haber sido alfa le hubiera seguido al fin del mundo, lo hubiera servido con gusto, sintiéndose orgulloso por hacerlo, por ver su esplendor, pero, su suerte era mucho mayor, porque era un omega y podría hacerlo suyo, podía cuidarlo, protegerlo, amarlo, conquistarlo.

-Ya no me tocas, mi cuerpo debe ser desagradable para ti ahora que estoy embarazado...

Negó eso aun con una sonrisa, llevando sus manos a su vientre, relamiendo sus labios, era hermoso y aquello que había dicho de entregar a su pequeño al pozo, era una locura, una mentira, no estaba dispuesto a entregar a su omega, mucho menos a sus hijos.

-Cuatro meses...

Susurro Valentine, eso era lo que Luco le dijo, su omega estaba embarazado de cuatro meses, lo que significaba que su pequeño era suyo, su heredero y no la semilla de ese licántropo, a quien su omega quiso entregarse, únicamente porque estaba equivocado, porque pensaba que no era tan fuerte como para protegerlo de las amenazas, pero lo era, él poseía el poder suficiente para cuidar de su amado.

-Tu hijo es mío, yo soy el padre y tu cuerpo es mío también, yo soy tu alfa y sólo quiero escuchar que me deseas como yo te deseo a ti.

Valentine comenzó a acariciar su piel, delineando su vientre, sus caderas y después su pecho, moviendolo de forma circular, su musculatura se lo permitía, pero aun así, no se movió demasiado, deseaba escuchar que su omega lo deseaba.

-Te necesito, Valentine, mi alfa, te necesito conmigo, en mi, cuidando de nosotros... como siempre lo has hecho.

Radamanthys terminó de desabrochar su camisa, la que dejó caer al suelo, para llevar poco después sus manos a su cintura, a los seguros que mantenían su ropa en su sitio, tragando un poco de saliva, cuando los desabrocho, uno por uno, observando como Valentine se alejaba, sin dejar de mirarlo fijamente.

-Te necesito...

Volvió a repetir, dejando que sus pantalones cayeran al suelo, aventándolos a un lado suyo, desviando la mirada, para llevar sus manos a su vientre, que estaba ligeramente abultado, pero aun así traía puesto un conjunto de encaje, ropa de omega de color rojo, la que se habia puesto para tratar de seducir a su esposo.

Lágrimas de LunaWhere stories live. Discover now