Caminó.

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-¿Dónde está mi esposo? 

Valentine Barentain había llegado temprano al hospital psiquiátrico, un día antes, deseando ver a su esposo que llevaba un mes en ese sitio, donde se suponía curaban sus males, haciéndole ver lo mucho que lo amaba y lo afortunado que era al ser su esposo. 

-Quiero verlo ahora mismo. 

Había decidido darle una sorpresa para asegurarse de que su amor estuviera cómodo y pensaba, que no tendrían ningún problema en dejarle verlo, en una de esas cómodas mesitas donde los pacientes recibian sus visitas, que su amado estaría más que dispuesto a regresar a su lado una vez que pasó un mes lejos de su cariño. 

-Señor Barentain… su esposo está… 

Barentain, aunque era un poco más bajo que su esposo y un poco más delgado, era un hombre bastante alto, bastante fuerte, con una expresión molesta, porque no veía a su esposo por ningún lado y porque la recepcionista estaba demasiado nerviosa. 

-No me importa lo que esté haciendo mi esposo, quiero verlo ahora mismo y más les vale no hacerme perder más tiempo. 

Esperaba que no lo estuvieran escondiendo de él, que no quisieran apartarlos, porque no estaba dispuesto a permitirlo, de ser necesario, ingresaria al hospital para verlo, decirle que podría regresar, si a cambio se portaba bien. 

-Señor Barentain… su esposo no está por ningún lado, creemos que escapó con otros dos pacientes. 

Un enfermero se atrevió a decirle con nerviosismo, logrando que perdiera la paciencia, porque les había pagado bastante dinero para mantenerlo seguro, cómodo y darle una leccion, asi sabria que era preferible quedarse a su lado, que en un sanatorio, pero, parecía que no pudieron proteger a su omega, a su Radamanthys. 

-¿En serio? 

Pregunto demasiado amable para el enojo que sentía, acercándose al enfermero que le veía nervioso, porque su paciente se había marchado del sitio en donde se suponía, estaría seguro, tratando de pensar en un castigo para ese infeliz. 

-¿Está diciendo que mi esposo se fugó del hospital el mismo día que vine a verlo? 

Valentine fingió meditar esas palabras, ladeando un poco la cabeza de un lado a otro, como si estuviera sopesando sus opciones antes de sostener al enfermero de la cabeza y hacer que chocara contra el mostrador, dejándolo inconsciente de un solo golpe, para observar a la enfermera, que estaba sin duda aterrada. 

-Exijo ver al encargado de este cuchitril para que me diga como demonios es que mi esposo se marchó enfrente de sus narices. 

Un hombre de cabello verde se acercó a ellos con un paso lento, observando al enfermero que sostenía su nariz, que sangraba, a quien una enfermera le ayudó a ponerse de pie, al mismo tiempo que él carraspeó un poco para llamar la atención de Valentine. 

-Su esposo estaba en el ala de pacientes muy importantes, parecía a punto de curarse, pero me temo que fue secuestrado por Aiacos Garuda y Minos Griffon, el último es un psicópata, demasiado bueno engañando a la gente. 

El doctor que le hablaba vestido de traje era un sujeto alto, fuerte, de cabello verde algo esponjoso, que le miraba fijamente con una expresión que claramente le decía que podían llegar a un entendimiento si no saltaban a conclusiones precipitadas. 

-Minos mató a su esposo y desde que llegó puso a varios de los enfermos bajo su mando, uno de ellos Aiacos, un omega viudo que perdió a su cachorro junto a su alfa, durante el parto… él también ha desaparecido, otro es su esposo. 

Lágrimas de LunaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang