37° Capítulo:

318 37 7
                                    

Las horas parecieron transcurrir en segundos mientras que hablaba con Hulda, ya que cuando volvimos al castillo éste se encontraba lleno de movimiento. Ahora las criaturas, que comenzaba a conocer un poco más, iban y venían cargando cosas y realizando tareas. Aunque toda tarea que llevaban a cabo era abruptamente interrumpida para saludarnos a ambas.

A mitad de camino hacia la sala comedor, Hulda y yo nos separamos. Ella iba con los suyos a discutir los detalles respecto al repentino festejo, mientras que mi camino era guiado por el aroma del desayuno. Las puertas me fueron abiertas sin siquiera tener que mover un dedo, todos iban extremadamente atentos hacia mí. Lo cual era, sinceramente, muy adulador.

Entonces noté que Hans también se encontraba allí, con la diferencia de que él se levantaba luego de haber terminado su comida y yo recién llegaba. Al cruzar nuestros caminos compartimos un rápido saludo, pero más importante, compartimos una mirada de complicidad. 


Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Y al mismo tiempo que él atravesaba las puertas, direccionándose a algún lugar desconocido, yo tomaba asiento para disfrutar de aquella comida.

No fue hasta después de tomar el desayuno, un momento más tarde, que terminé por toparme con Bergljot. Aunque decir que nos habíamos topado no era más que una manera de decir. Ella caminaba apresuradamente e iba extremadamente ensimismada en sus pensamientos, tan así que me tomó una corta carrera y exclamar su nombre repetidas veces para conseguir obtener su atención.


-Bergljot –repetí, a modo de saludo, cuando por fin pude llegar a su lado. A diferencia de todas las últimas veces su rostro mostraba una reacción, se veía sorprendida de que la buscara-, buen día.

-Buenos días, su majestad –contestó una vez se hubo recompuesto de la sorpresa, agregando una corta reverencia- No la he encontrado en su dormitorio ésta mañana, pero espero que haya podido disfrutar de su desayuno.

-Por favor, Bergljot, llámame simplemente por mi nombre –agregué antes de olvidarme de hacer esa aclaración, no veía la necesidad de formalidades aquí- Y sí, me disculpo si te retuve esperando fuera del dormitorio, pero me desperté más temprano y terminé por acompañar a Hulda en su paseo matutino, ese que nombraste ayer mismo –y mientras que retomaba la caminata, agregué para incitarla a hacer lo mismo- ¿Te molesta si te acompaño?

-Oh, sí... quiero decir, sí, no hay problema. Debo avisarla, sin embargo, que tengo unas tareas que realizar. A eso mismo me direcciono... -agregó, mientras retomaba su camino de manera cautelosa.

-Si para ti no es problema, para mí tampoco lo será. De cualquier modo no tengo nada por hacer todavía y quizás pueda facilitarte en tus tareas.


Mientras caminábamos, una al lado de la otra, sentí su mirada sobre mí, evaluándome. Se notaba que trataba de ser discreta, pero no parecía ser exactamente su punto fuerte. No me imaginaba qué podía ponerla en esa situación, en ese estado de alerta...

Frozen & BurnedWhere stories live. Discover now