13° Capítulo:

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Tal como Anja me lo había recordado la noche anterior, en este día tenía muchas cuestiones que atender. Así que, demasiado temprano para mi gusto, ambas chicas habían llegado a mi habitación para despertarme y ayudarme a prepararme. Cuando las cortinas se abrieron me encontré con el desastre de libros que había dejado por todos lados, pilas de libros unos sobre otros en cada mesa, otro montón en la esquina contraria de la cama donde dormía y uno abierto a la mitad encima de mi pecho. No pude recordar en qué momento de la noche me había dormido, pero claramente había sido en mitad de mi lectura.


Una vez habiéndome apartado el libro de encima, dejándolo cerrado al otro lado de la cama, me levanté. Kamilla ya me esperaba con un tapado, esa mañana era especialmente fría dejando ver lo próxima que estaba la temporada de nieve, para mi suerte.


Mientras me acercaba para observar el paisaje, a través de ese ventanal que daba a mi balcón, Anja me acercó una taza de té. Lo tomé, calentando ligeramente mis manos, y lo bebí sin dejar de mirar hacia fuera, las vistas eran hermosas ese día. Sin embargo la sensación de que las dos chicas me observaban fijamente me distraía un poco, podía sentir que había algo de lo que querían hablar, pero no lo hacían. No fue hasta que la taza quedó totalmente vacía que Anja decidió hablar, mientras me seguía para ayudarme a arreglarme.


-¿Ha sido fructífera su búsqueda, majestad? ¿Ha logrado encontrar lo que buscaba en esos libros? –preguntó ella, mientras ambas me ayudaban con el vestido.

-No realmente, no todavía, aunque apenas he podido ver algunos. Me tomará varios días ojear toda la selección –contesté mientras ellas finalizaban con esa tarea. Me senté frente al tocador para dejar que Kamilla se encargara de mi cabello.

-¿Está intentando encontrar algo con respecto a la magia del príncipe de Las islas del Sur? –preguntó mientras desenredaba mi cabello con el cepillo de mi madre.

-¿Le contaste? –recriminé mirando a Anja a través del espejo, su rostro rápidamente se tornó rojizo.

-Lo siento su majestad, no sabía que era un tema delicado a no tocar. No le he dicho a nadie más que a Kamilla, y ella tampoco le ha contado a nadie más, pero recibiré el castigo que considere apropiado –dijo haciéndome una pequeña reverencia.

-No, por Dios, Anja. No vas a recibir un castigo por lo que me escuchaste contarle a mi hermana, no se me ocurrió pedirle a ambas que todavía no comenten nada –Suspiré mientras pasaba mi mano por mi rostro- Sólo espero que Anna no le haya dicho a nadie más que a Kristoff.


Observaba mi propio rostro en el reflejo del espejo que tenía delante, pero mi mente se encontraba en otro lado. Sé que no debería protegerlo, pero debería ser Hans quien decidiera cuándo y a quién contarle sobre sus poderes. Conozco por mano propia lo rápido que corren los rumores, la facilidad con la que la gente habla. Yo no tuve esa elección con respecto a mi magia y quería que él si pudiera gozar de tomar esas decisiones; sin embargo, por un desliz que había tenido, ahora podía ser que los rumores ya se estuvieran esparciendo.


-... Él ya no es ningún príncipe –dije, contestando a Kamilla- pero sí, todos estos libros pueden llegar a contener algo de información que me sirva. Sobre su ascendencia, la magia del mundo en general, la magia en seres... -la chica acababa de terminar de peinarme, volteándome y mirándolas a amabas continué- confío en las dos como para saber que no contaran nada, pero me quedaría más tranquila si me lo prometieran...

Frozen & BurnedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora