34° Capítulo:

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En un principio llegué a creer que el rítmico golpeteo no era más que parte de mis sueños, mi consciencia tardó un largo rato en asimilar que esos ruidos no venían de mi cabeza, sino más bien de fuera. Recién, cuando hube caído en esa realización, abrí mis ojos de par en par. Miré el techo de mi dormitorio, lo único que lograba ver eran los destellos que irradiaba el hielo, de no ser por eso todo era completa oscuridad.

Cuando volví a escuchar los golpes supe que venían de la puerta, apresurada me levanté a abrir para encontrarme con Bergljot del otro lado. Mis mejillas se tiñeron ligeramente ante la pena de haberla dejado durante tanto rato sin responder, más ella no parecía estar molesta en lo más mínimo. Es más, su rostro todavía se mantenía inexpresivo y servicial.


-Buenos días, su majestad –expresó seguido a una corta reverencia- Lamento interrumpir su sueño, pero hemos venido a buscarla para tomar el desayuno.


No fue hasta su "hemos", esa clara exposición de pluralidad, que noté a Hans detrás de ella. Apoyado de costado en la pared contraria del pasillo, dedicándome una sonrisa de buenos días.


-Si necesita un tiempo para prepararse –continuó, Bergljot- la esperaremos aquí fuera. Por lo contrario, si ya está lista, insistiría en que me sigan a la sala comedor.

-S-sí, estoy lista.


Luego de tan monótona conversación, asintió y comenzó a caminar esperando que la siguiéramos. Era tan extraña su manera totalmente calculada de actuar. Más mi mente se distanció rápidamente de estos pensamientos cuando Hans empujó su hombro con el suyo, buscando llamar mi atención mientras caminábamos.


-Puedo suponer que has dormido bien –ante mi expresión interrogatoria y confundida se rió, para luego explicarse- Tienes tu mejilla todavía enrojecida y marcada de haber dormido.

-Pues sí –contesté, con el orgullo trabado en la garganta, mientras que cubría la susodicha mejilla con mi mano- he dormido bien, gracias... ¿Tú cómo te sientes? –todavía podía recordar, más que bien, como casi lo había perdido bajo el agua.

-Bien, mi cuerpo ciertamente necesitaba ese descanso...

-Hemos llegado –interrumpió Bergljot- aquí es donde se les servirá la comida siempre.

-Es impresionante... -dije, mientras daba vueltas en el lugar para poder observar cada esquina de la habitación.

-¿No es un poco presumido por tu parte decirlo? –preguntó Hans, bromeando conmigo.

-No lo entiendes –contesté mientras me sentaba donde ella nos indicaba-, yo no cree esta parte del castillo. Hay muchas cosas que estoy viendo que no son creaciones mías, y ésta sala es una de esas.

-También lo he notado, hasta ciertopunto –continuó él, copiando mi accionar- Aunque es claro decir que, siendo tucreación, te es más fácil identificar qué se encuentra diferente.


Ni bien ambos nos encontramos sentados, algunos de ellos comenzaron a acercarse. Depositando distinta vajilla frente a nosotros, para luego traer distintas opciones de comida que consumir. Todos y cada uno de ellos nos dedicó una pequeña reverencia al acercarse y antes de marcharse. No tardaron ni cinco minutos en acomodar todo, y cuando finalmente cada pieza se hallaba en su perfecto lugar todas las criaturas volvieron a desaparecer. Volviendo a quedar solos ambos, con la compañía distante de Bergljot.

Frozen & BurnedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora