69° Capítulo:

221 29 29
                                    

Caminaba hacia la sala del trono, cruzando saludos con cada persona que pasaba por mi lado, cuando los recuerdos inevitablemente invadieron mi mente. Quizás se debía a lo que estaba por ocurrir, o tal vez eran los rostros de todos los que me reverenciaban que me recordaban por lo que habíamos transitado. Fuera cual fuese el motivo, los últimos meses habían resurgido a mi memoria mientras seguía mi camino por aquel pasillo.

Muchas cosas ocurrieron en el último tiempo, al fin y al cabo, se está por cumplir un año desde que derrotáramos a Hulda. Y es aún al día de hoy que me parece extraño pensar que ella no está más y, de no ser por nuestra última visita a las montañas para asegurarme de derrumbar el castillo de hielo, aún tendría mis sospechas de que ella realmente había hallado su fin... Había jugado tanto con nuestras mentes que, incluso cuando le puse fin con mis propias manos, aún sentía que Hulda estaba jugando con mi mente...

Pero, a pesar de ese pequeño resquemor, tenía la buena fortuna de que mi mente se había visto envuelta y ocupada por un centenar de otras buenas noticias. Nos habían avasallado con todos los preparativos que correspondían desde poco después de retornar a Arendelle. Apenas sí nos habían dado un par de semanas de descanso antes de pedir mi presencia de constante, y en parte lo agradecía, mantener mi mente ocupada había sido lo mejor para mi pronta recuperación mental. De todos modos, luego de recuperar mi magia, no era yo la que había precisado de la mayor recuperación física. Ese papel le había tocado a Hans, quien había vuelto bastante malherido.

También había sido beneficioso para él, ya que se había visto en la obligación de estar postrado en su cama por varias semanas más de las que yo había precisado, debido a que le visitaba de constante y distraía su mente del dolor contándole mis distintas obligaciones.

Lo primero que ocupó nuestras mentes, e iluminó nuestros rostros y corazones, fue el nacimiento de mi sobrina. Anna y Kristoff habían recibido a una pequeña, preciosa y perfectamente saludable niña poco tiempo después de que yo hubiera retomado mis tareas. Esa noticia, luego de la de nuestro salvo retorno, había entregado una nueva felicidad al reino, no había rincón de Arendelle donde no se hubiera festejado. Y los dichosos momentos y emociones no habían finalizado ahí, el reino y todos nosotros nos habíamos visto extasiados de constante.

Ya que finalmente, poco tiempo después del nacimiento de la nueva princesa, mi hermana y su entonces prometido habían llevado a cabo su matrimonio. Luego de tener que posponerlo durante tanto tiempo, ambos se habían podido tomar la libertad de disfrutar de su unión. Claro está, el pueblo de Arendelle también había usado esto de excusa para realizar nuevos festejos y bailes, y nadie podía estar más satisfecho y contento con eso. 

...

Y, al mismo momento en que atravesé las puertas hacia la sala del trono, recordé el día en que hice el anuncio a mi hermana. Anna, Kristoff y Hans se habían sorprendido, ya que ninguno había sospechado mis intenciones de abdicar al trono. La realidad es que hacía bastante tiempo que había dejado de sentirme cómoda en la tarea de reina, y luego de ver a mi hermana llevar este rol tan efectivamente y con tanto amor me había terminado de convencer.

Aunque en ese momento no había sido del todo un "anunciarles", más bien había sido una consulta hacia los tres. Confiaba en ellos como en nadie más, eran mi familia, y había sabido decir que lo que ellos dijeran terminaría por dirigir el destino de mi decisión. Y, finalmente, habían terminado por apoyarme, los tres me habían visto desgastada y sufriendo bajo el peso de la corona. Y aseguraban que, si no me hacía feliz, debía seguir el camino que mejor se me acomodara.

El anuncio como tal se terminó haciendo hace no más de unos días, frente a todo el reino, y presentando a quien evidentemente tomaría la corona, a Anna. De no ser por la importante ocasión que se iba a llevar a cabo hoy, ese mismo día habría otorgado la corona a mi hermana. Pero esto era algo de lo que yo me quería hacer cargo, quería que ésta fuese mi último deber como reina de Arendelle...

Frozen & BurnedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora