Frozen & Burned

3° Capítulo:

Anna no dejaba de hablar y de hacer gestos exagerados, mientras que yo no podía dejar de reír ante estos. Pero entonces hubo un momento de silencio, mientras que ambas disfrutábamos de unos sándwiches. Fue ese silencio que me guió a pensar en la charla que había tenido con mis consejeros, lo estaba pasando tan bien que lo había olvidado por completo. Y entonces, como me ocurría últimamente, mi mirada se dirigió a la misma montaña de siempre. Allí había gozado de mi libertad por primera vez, y cada vez que me sentía ahogada tenía unas ganas inmensas de volver, de estar sola conmigo misma y permitirme disfrutar de mis poderes en paz.

– ¿Elsa? –volví mi mirada hacia mi hermana– Algo te preocupa, puedes contarme ¿qué sucede?

–Bien –miré mi sándwich a medio comer pensando en cómo contarle aquello– he hablado con mis consejeros, y ellos saben que solo deseo lo mejor para Arendelle y nuestra gente –la miré nuevamente para verla asentir con un leve movimiento de cabeza, incitándome a seguir– en fin, ellos consideran que lo mejor para el reino sería que yo contraiga matrimonio –el pedazo de sándwich en la boca de mi hermana salió volando seguido de toces.

– ¡¿Qué?!

–Sí, reaccione de la misma manera, nunca consideré reinar junto a alguien más. Considero que puedo hacerlo muy bien sola, más allá de que otros reinos no vean bien el que una mujer reine sola, pero entonces me lo explicaron. Una alianza con otro reino siempre es beneficiosa, considerando aún más que Arendelle es pequeña, esto llevaría a tener más poder y que no nos veamos amenazados.

–Oh por Dios, creo que tus poderes son suficientes para mantener a raya las amenazas ajenas. Dudo que alguien se arriesgue a atacarnos contigo al mando.

–Anna, puedo tener poderes que nadie más tiene, pero nuestro pequeño ejército y yo no podríamos contra uno de un gran y preparado reino. Al menos eso es lo que plantearon mis consejeros, y si lo piensas en realidad tiene mucho sentido.

– ¿Y tiene que ser con alguien de la realeza?

–Pues sí, ya que tú no te casas con alguien de alta alcurnia parece ser que es mi obligación sí hacerlo. Tenemos que tener alguna alianza y una fuerte solo se logra de esta manera. Pero a pesar de todas las grandes razones que me dieron, sigo teniendo dudas, por eso lo consulto contigo. No podría tomar una decisión tan grande sin el apoyo de mi hermana, así que ¿qué piensas? ¿debería hacerlo?

–Yo... no lo sé, es para toda la vida. Necesito más tiempo para pensarlo, más que nada tú lo necesitas.

–Sin embargo en unas semanas a lo mucho ellos esperan que ya de una respuesta, cuanto antes me case mejor.

– ¿Y qué? ¿Creen que te enamorarás de alguien en tan solo unas semanas? –se me escapó una pequeña risa recordando que ella es la misma persona que hace unos años pretendía casarse luego de un día de conocer a un hombre, pero el siguiente pensamiento hizo que volviera a ponerme seria respecto al asunto.

–El hecho Anna es que, no creo que ellos pretendan que me case estando enamorada. Ya que después de todo, eso no influye en el reino, la alianza es lo que influye.

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Terminamos acordando darnos una semana para considerar bien todos los aspectos, mientras tanto no volveríamos a hablar del tema. Así que el viaje de vuelta se vio envuelto en chistes tontos y risas, definitivamente necesitábamos despejarnos. Bajamos del carruaje riéndonos, cuando Kristoff llegó corriendo a abrazar a Anna. La risa fue suplantada por el desconcierto.

–Que bueno que ambas están bien, desde que me enteré no pude dejar de dar vueltas por todos lados temiendo que algo les pudiera pasar –Anna separó a Kristoff para mirarlo a los ojos.

–Kristoff, ¿de qué estás hablando? –él dio un paso atrás y nos miro a ambas.

–Nos llegó un aviso, Hans escapó. Derribó a unos cuantos guardias y desapareció, sospechan que quiera tomar venganza...

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CRÉDITOS DE LA IMÁGEN AL ARTISTA DE DEVIANTART: ---> A-KAchen