32° Capítulo:

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-No va a hacer falta –contesta vagamente- eso ya está solucionado. Ya nos han encontrado...

-¿Cómo?

Seguramente mi mirada le demostrara, aún más que la propia pregunta, la gran confusión que me causaba su declaración. ¿"nos han encontrado"? Todavía sentía que la cabeza me retumbaba un poco luego de perder la conciencia, así que toda información me era difícil de procesar.

Antes de Hans o mismo yo pudiéramos añadir algo más, en la distancia se llegó a escuchar el quejido de una criatura, el relincho de un caballo más específicamente. Para tan sólo un momento después, en los que guardamos silencio, lograr ser capaces de escuchar sus pisadas acopladas por la capa de nieve. Recién cuando unas siluetas hacen asomo por entre la arboleda, Hans voltea a observarme.

-Exactamente como lo dije, no necesitamos encontrarles porque ellos ya nos han encontrado a nosotros... -y volviendo a llevar la mirada a la sombra que comenzaba a transformarse poco a poco en dos figuras legibles, añadió- Bueno, ella, aunque no es la misma criatura que me encontró la última vez.

Al ver que intentaba recomponerme para ponerme en pie, Hans se apresuró y puso él mismo en pie en un segundo y así ayudarme en mi cometido. Una vez hube logrado mantener el equilibrio por mí misma, quise voltear a observarle para agradecerle, pero la todavía irreconocible silueta era como un imán para mis ojos. Y perdí mi capacidad de habla cuando empecé a ser capaz de distinguirla entre medio de la oscuridad.

Lo primero que distinguí fue al animal, el caballo caminaba servicialmente al lado de la otra silueta, tranquilamente, sujetado con nada más que una soga. Y a pesar de ser un animal exquisito, la visión se la robaba la femenina silueta que le guiaba. Ésta joven era tan pálida que casi parecía transmitir luz propia, casi me era poco creíble que no la hubiera logrado divisar antes. Daba la ilusión de poder iluminar el camino incluso en la noche más cerrada, mientras que durante el día probablemente podría camuflarse entre la nieve perfectamente.

Mientras más próxima ella se encontraba más curiosidades hallaba en su figura, era claro que no era humana. Es decir, si no fuera por su cabello, prácticamente del mismo color que un colchón de nieve recién caído del cielo, quizás podría aparentar ser humana. Eso era lo único que la delataba con un apenas deslizar la mirada por ella, pero te detenías a observarla tan solo un momento más y era evidente lo etéreo en su ser, pero... ¿qué era realmente?

Sus ojos eran... celestes, o de un celeste grisáceo, si se podía llegar a decir así. Aunque la realidad es que prácticamente parecían translucidos, como si pudieras ver a través de estos hasta el paisaje que ocultara su cuerpo. Como si se tratase de cualquiera de los ventanales que adornaban el castillo en Arendelle. No, eso no, la mejor manera que encontraba para describirlos era hielo. El color de sus ojos era prácticamente como hielo, pero no de cualquier clase, sino específicamente uno que había sido trabajado y conservaba de manera ilustre su capacidad de completa transparencia. Cada detalle a observar de ésta era impresionante, aunque a la vez me producía algo de vergüenza darme cuenta de mi indiscreción. Darme cuenta que la analizaba como a un animal nunca antes descubierto...

-Buenas noches, reina Elsa –dijo ésta, con la voz más etérea, cristalinae inexpresiva posible- mi nombre es Bergljot y he sido mandada esta noche paraguiarlos hasta la protección del castillo

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-Buenas noches, reina Elsa –dijo ésta, con la voz más etérea, cristalinae inexpresiva posible- mi nombre es Bergljot y he sido mandada esta noche paraguiarlos hasta la protección del castillo. He traído este caballo para quepueda descansar en el recorrido, tengo entendido que ha de estar tremendamenteagotada luego de su tremenda hazaña.

-¿C-cómo sabes mi nombre? ¿Y enviada por parte de quién? –en contestaciónrecibí una risa, una que sólo se podría reconocer a través del sonido ya que elrostro de... Bergljot continuaba inexpresivo.

-Todos, en estas tierras, sabemos quién es usted. Después de todo es quien construyó el castillo, nuestro hogar desde que fue abandonado. Esperábamos su regreso.

Y, como dando por finalizada la conversación, dio la soga con la que sujetaba al caballo a Hans. El animal pareció no tener ningún problema en ser pasado a un desconocido, es más, inmediatamente comenzó a olfatear el costado del brazo de Hans. Y cuando pareció decidir que el olor de ese desconocido no era amenazante, comenzó a empujar ligera y juguetonamente ese mismo brazo con su hocico. Luego de observar ese gesto, Bergljot se alejó, apenas unos pasos de nosotros, y se plantó allí, dándonos la espalda y esperando pacientemente.

-Vamos, Elsa –dijo Hans, a mi lado- te ayudo a subir.

-Parece ser que no tiene demasiadas ganas de charlar –agregué, haciendoreferencia a nuestra guía designada, mientras me acercaba a él- ¿Quien te hizode guía la última vez también era así?

-Peor, apenas si me había dirigido alguna que otra palabra. Pero no seas ansiosa, –continuó cuando estuvimos frente a frente- ya tendrás la oportunidad de hacer todas tus preguntas.

Estaba por contestarle, buscando molestarlo juguetonamente, cuando sus manos cayeron en mi cintura. Sentí como si el aire escapara de mis pulmones, me quedé sin habla al instante mientras que con mis ojos buscaba su mirada. En la oscuridad era difícil distinguir algo, pero el brillo en su sonrisa y en sus ojos era imposible no verlo. Entonces me alzó y ayudó a montar al caballo, no había notado lo grande que era el animal hasta que miré nuevamente hacia abajo, descubriendo la larga distancia que me separaba del suelo.

El animal no pareció molestarse bajo el nuevo e inesperado peso, al contrario, se había quedado totalmente quieto como esperando colaborar para que montarlo fuera más sencillo. Acto seguido, cuando estuve cómodamente sobre el animal, Bergljot volvió a hablar.

-Seguidme, por favor –y comenzó a caminar, sin mirar atrás.

-Espera –dije a Hans, cuando este había comenzado a caminar guiando al caballo- ¿tú no vas a montar también?

-No, tú necesitas más descanso que yo –contestó sin frenar su caminar ni un segundo.

-Tonterías, tú casi te ahogas hace tan sólo unas horas.

-Bien, voy a justificarme mejor, entonces –continuó, alguien estaba determinado a ganar ésta discusión y no iba aaceptar que fuera yo quien ganara-. No quiero sobrecargar al caballo, ten en cuenta que tendrá que caminar por terrenos inestable y entre más y más nieve. De por si eso es algo complicado para el equilibrio de estos animales, imagínate con la carga de dos personas sobre su espalda. Además, –añadió, dirigiéndome la mirada por sobre su hombro, con una sonrisa encantadora grabada en el rostro- no sé si sea correcto invadir el espacio personal de Su Majestad... Aunque si realmente deseas tenerme cerca, puede que cambie de opinión...

Y así, tan fácilmente, implantó ese pensamiento en mi mente. Mientras que él volvía a dirigir su mirada hacía el camino, no sin antes dejarme detectar el pequeño rubor tiñendo sus mejillas, la mía hacía una introspección a las imágenes con las que mi mente decidía jugar.

Ahora que imaginaba a Hans sentado delante de mí, dándome la hipotética posibilidad de pasar mis brazos por su cintura para sujetarme, no podía pensar en otra cosa. Ambos compartiendo viaje, uno junto al otro, cerca como nunca antes... Agradecía que fuera una noche tan cerrada, ya que así no sería tan evidente el color de mi rostro hirviendo.

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Bueeeno, a un capítulo de llegar al castillo... mmmmm, ¿Qué será que encontrarán ahí? Se viene lo más interesante (constantemente digo esto, pero esta vez es de verdad ahre jajajajaa)

¡Ya llegamos a las 5000 lecturas! Si veo que estoy inspirada y escribo varios capítulos, me hago un mini especial en el siguiente fin de semana. No les quiero hacer ilusiones, es sólo un quizá, pero espero que si xD

Como siempre, gracias por su apoyo ♥ son los mejores!!! 

Frozen & BurnedOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz