28° Capítulo:

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El primer día de viaje había sido medianamente tranquilo, no había habido improvistos y el cielo se había visto despejado como nunca antes en esta temporada invernal. Todo pintaba de maravilla y los demás estaban contagiados por el buen humor del clima. Todos y cada uno de los que viajaban se habían visto inundados de tal entusiasmo que habían trabajado incansablemente y entre bromas. Por esto mismo, cuando la hora del cielo nocturno llegó, la mayoría estaba agotado y habían abandonado la cubierta para recibir su merecido descanso.

El ayudante del capitán, quien manejaba el timón a estas horas, y algunos otros contados hombres eran los únicos despiertos después del ocaso. Ellos y yo, la verdad. El pequeño grupo se reunía en torno a una lámpara de gas y jugaban con unas cartas, apostando nimiedades. A pesar de la emoción del juego, eran atentos con respecto a sus compañeros durmiendo, ya que mantenían el mayor silencio posible. Tanto así que, aunque también me encontrara en la cubierta, difícilmente podía escucharles teniendo el calmo sonido del oleaje impactando con la nave.

Más temprano había bajado a descansar, junto con todos los tripulantes que se dedicaban a hacer lo mismo, pero no había logrado cerrar ojo en ningún momento. Ante el cansancio de la espera, irritada y rindiéndome, había terminado por volver a subir. Así había llegado a mi situación actual, sentada cercanamente a la proa, esperando a ver que el cielo nocturno fuera pintado por los colores de las auroras boreales. El Capitán había asegurado que ésta noche habría, no tenía idea de cómo podía saberlo, pero ya que no podía conciliar el sueño me decidí a poner a prueba su afirmación.

Así, en soledad, había dejado transcurrir el tiempo. Probablemente ya habían pasado unas horas desde que había subido a cubierta otra vez, ya que los hombres que quedaban en cubierta, a la espera de atender a sus tareas si hubiera una emergencia, ya habían cambiado de juego unas tres veces. Apenas si escuchaba el eco de sus voces a la distancia, ellos se encontraban en el otro lado de la nave después de todo, coronando la popa con su presencia.


Disfrutaba de la dulce instrumentación del oleaje marino, entre ojos cerrados, cuando sentí una presencia a mi lado. Había ignorado completamente el sonido de pasos aproximándoseme, más mi acompañante guardaba silencio evitando el molestarme involuntariamente. Dejé pasar unos segundos más, absorbiendo esa música natural, antes de volver a abrir mis ojos y depositarlos en la figura parada a mi costado.

Me costó un momento el saber interpretar quién era el dueño de la figura a mi lado, más en seguida le reconocí, bañado con la blanca y tenue luz de la luna. Observando el horizonte, sin notar mí mirada encima de él y esperando a que yo quisiera iniciar una conversación.


-Hans... -dije, simplemente para llamar su atención y cosa que sucedió de manera inmediata.

-Supongo que incluso la reina de la nieve lo tiene difícil para dormir a veces –añadió con una sonrisa socarrona.

-Una cosa no quita la otra –palmeé la madera de la cubierta, a mi lado, invitándole a sentarse conmigo- Nunca he viajado en barco, no largas distancias por lo menos, así que supongo que simplemente no me acostumbro al movimiento de este para dormir. ¿Tú que haces despierto?

-Me levante para ir al baño... y cuando volví me di cuenta de que no estabas durmiendo. Vine a comprobar que todo estuviera bien –contestó a mi invitación sentándose.

-Es muy amable por tu parte, pero ya ves que estoy bien. No es necesario que me acompañes si lo que quieres es continuar durmiendo, no me gustaría que te sientas obligado a quedarte.

-Para nada siento una obligación... De cualquier modo ya me he desvelado, además, ¿volver bajo cubierta cuando el cielo está tan despierto, para perderme de una noche como esta? Deberían considerarme demente si tomara esa decisión.


Iba a preguntarle a qué se refería, cuando comencé a sentir el costado de mi rostro iluminarse en colores. Por el rabillo del ojo pude presenciar como el cielo comenzaba a prenderse y bailar. Inevitablemente despegué mi mirada de encima de él, para observar las auroras boreales surgiendo en el perfecto y vacío cielo nocturno.


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En Arendelle podíamos presenciar el espectáculo cada año, a veces teníamos la suerte de que fuera en repetidas ocasiones y otros años apenas si podíamos gozar de las visuales una noche. Variaba mucho con cada año. Y a pesar de haberlo visto tantas veces en mi vida, no dejaba de impactarme lo que la naturaleza podía hacer.

Además de que nunca pude observar esta maravilla estando en un barco, en medio del agua, ese factor le agregaba un no sé qué más especial. Miré de reojo a quien me acompañaba, debido al pensamiento que cruzaba por mi mente en ese momento. El hecho de estar presenciando esto con él, era también otro factor que me hacía feliz.


-Esto es increíble –susurró él.


Sus ojos brillaban por sí mismos, mostrando su emoción ante la maravillosa visión. Pero además reflejaban el brillo del cielo, no era necesario alzar mi mirada para poder presenciar las auroras boreales porque sus ojos parecían replicarlos a la perfección. No sabía que era más intrigante, si el cielo de por sí o las auroras danzando reflejadas en su mirada. Me encontraba... embelesada, absorta en su emoción y felicidad.


-¿Nunca antes has visto auroras boreales? –le pregunté, Hans no podía despegar su mirada del cielo.

-No, nunca. Quiero decir, míralas, como bailan brillantes en el cielo. Jamás he visto algo siquiera similar en mi hog... -se detuvo un segundo antes de continuar, corrigiéndose- en mi país. Es casi como... como si el cielo tuviera vida propia. Es hermoso.

-Lo es –afirmé, sin quitarle la mirada de encima. Solo entonces su mirada volvió a caer en mí, el brillo todavía se encontraba en sus ojos.

-Lo es –repitió. 


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Bueeeeeno, es un chiquitín más corto de lo usual pero creo que vale la pena. Espero que les haya gustado y gracias por las casi 5000 lecturas! Es increíble, son los mejores ♥


BASADO en el comic Sky's Awake del artista wintrydrop en Deviant-art. La imagen utilizada también le pertenece.

Frozen & BurnedWhere stories live. Discover now