8° Capítulo:

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Gunnar me dio un largo sermón sobre mi mal actuar y el peligro que pude haber pasado, que el hecho de tener poderes no me daba el derecho a tomar tales riesgos y que si consideraba hacer algo parecido de nuevo que confiara en él. Pero finalmente se vio obligado a aceptar mi propuesta a Hans, sabía que esa era la única manera y no le gustó nada darme la razón estando enojado, pero lo hizo. Me disculpé con él y aclaré que confiaba en él plenamente, cuando todo estuvo resuelto discutimos el cómo y cuándo haría esas reuniones con nuestro polémico prisionero.

Recién tres horas después de levantarme pude tomar el desayuno, la mayor parte de ese tiempo había sido ocupado por la charla con Gunnar. Una vez terminé de comer decidí salir a dar un paseo por los jardines del Reino, obviamente acompañada por dos guardias, para encontrarme con que Kristoff y Anna hacían lo mismo.


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Justo en el momento en que los vi Anna se ponía en puntas de pies para besarle la mejilla a Kristoff, se veían adorables juntos. Enseguida prosiguieron a caminar mientras mi hermana se sujetaba de su brazo, ellos se miraban con un amor que sólo vi en los ojos de mis padres. Lo que compartían era muy real y sincero de manera que no podía estar más que feliz por ellos, entonces es que me vieron. Se sonrojaron casi al mismo tiempo y se acercaron sonriendo, ella llevaba un ramo de flores mientras que él tenía en sus manos una bandeja de lo que parecía ser chocolate. Cuando finalmente nos encontramos en el camino Kristoff pidió a los guardias que nos dieran un poco más de espacio, de manera que continuamos caminamos los tres juntos.

–Veo que sobreviviste a la citación de Gunnar –dijo Kristoff poniendo fin al para nada incómodo silencio.

–Sí –contesté agregando una corta risa– le expliqué mis motivos y no tuvo más remedio que aceptar que es la única manera de conseguir información por parte de Hans. Y aceptó que los guardias esperen fuera de la celda.

– ¿Entonces vas a estar a solas con Hans? –añadió Anna con un poco de preocupación en su voz.

–Sí, pero no te preocupes Anna –le dediqué una sonrisa de confianza– ambas sabemos defendernos muy bien y ya se lo demostramos en el pasado, puedo asegurar que luego de que casi le sacaras un diente de un golpe no va a intentar nada –gracias a ese recuerdo logré hacernos reír a los tres. Cuando las risas hubieron terminado el tema de conversación se pasó a la organización de la boda.

Con todo el problema que había ocasionado Hans el planeamiento de la boda debió ser postergado, pero finalmente podían retomar todo donde lo habían dejado.

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La hora había llegado, había elegido el ir a visitar a la noche a Hans porque se acomodaba mejor a mis horarios de gobernante. Las cartas a responder, las consultas del pueblo y demás siempre tomaban lugar durante el día. Sin embargo no había atendido a esas tareas hasta la tarde, luego de compartir la comida del mediodía con mi hermana y su prometido. Luego del largo día, me tocaba reunirme con Gunnar en la entrada de la prisión.

-Bien –agregó Gunnar mirándome fijamente, con una expresión seria clavada en el rostro- ya sabes lo que tienes que hacer Elsa. Al más mínimo movimiento que te haga sospechar, sales de ahí inmediatamente y llamas a los guardias.

-Sí, Gunnar, lo he entendido... -me interrumpí a mí misma al ver llegar a Kamilla, con una bandeja con comida entre las manos. Me acerqué a ella y me lo entregó- Gracias por el favor Kamilla, ya puedes retirarte –ella contestó solamente con una pequeña reverencia y se alejó apresuradamente.

Al darme vuelta me encontré con la mirada de reproche de mi consejero, tenía los brazos cruzados en el pecho y la suela de su calzado golpeaba repetitivamente el suelo.

-¿Cuál es el problema ahora? –Agregué volviendo a nuestra conversación anterior- Me han informado de que apenas si ha probado bocado de las, ya de por sí, insignificantes comidas que se le han dado. Si fallece por culpa de esto no habrá a quién interrogar ­­–Suspiré cansada por las reiteradas conversaciones que había tenido con mi consejero respecto a todo este asunto de Hans- ni siquiera hay un cuchillo en esta bandeja, una sopa, pan y una cuchara. A menos que decida sacarme los ojos con una cuchara no veo mucho peligro.

-Bien –contestó él, también suspirando. Hizo visible en su expresión corporal que estaba intentando calmarse- lo siento majestad, sabe que solo me preocupo por su bienestar.

-Y lo aprecio Gunnar, no soy por sentado ninguna de las decisiones y acciones que toma. Confío en usted, por favor confíe un poco más en mí –él respondió con un asentimiento, sin agregar una sola palabra más y con la mirada fija en el suelo.

Ya que la conversación claramente había finalizado, me acerqué a los guardias que vigilaban la entrada al calabozo. Al pararme frente a ellos, abrieron la puerta y me dejaron pasar, no sin antes hacer una ligera reverencia. Al atravesar la puerta, y que ésta se cerrara detrás de mí, me encontré otra vez en ese pasillo casi totalmente a oscuras. Guiada por la tenue luz de las velas, y por la luz de la luna que entraba por esas pequeñas ventanas altas, me acerqué hasta la celda donde se encontraba Hans.

Llegando a la puerta de rejas de ésta, lo pude ver tumbado de costado sobre aquella dura cama y en cuanto mis pasos se detuvieron, sus ojos se abrieron de par en par.


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Bien, ahora si, a partir de la próxima publicación verán capítulos actuales jajaja muchas gracias por la lectura y que tengan buen comienzo de semana! 

CRÉDITOS POR LA IMÁGEN AL ARTISTA DE DEVIANTART → Hellomynameisbasil ←

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