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El silencio de la biblioteca era tranquilizador, solamente podía escuchar el sonido de su respiracion junto el movimiento de su lápiz chocando sobre las hojas blancas de su cuaderno; al igual con los demás alumnos en el ampliado lugar

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El silencio de la biblioteca era tranquilizador, solamente podía escuchar el sonido de su respiracion junto el movimiento de su lápiz chocando sobre las hojas blancas de su cuaderno; al igual con los demás alumnos en el ampliado lugar.

Haru había decidido utilizar su hora de almuerzo en avanzar sus estudios, no le era preocupante comer ya que por ahora no tenía la necesidad de saciar su estómago. Mera le sugirió hacerlo en la tarde luego de la escuela, pero rechazó la idea, quería aprovechar las horas y entregarle el cuaderno a Yukio lo antes posible. No obstante, la fémina aceptó su decisión y se juntó con sus demás amigas de su aula.

Apartó su vista de su cuaderno, para así tomarse un tiempo para aliviar su mano y refrescar su mente. Soltó un suspiro, que estaba acompañado de una pequeña sonrisa. Se encontraba feliz por lo que transcurría del día, había podido hablar sin entrar en pánico y no tuvo temor al hablar con alguien de su aula—o no tanto como pensaba que iba a tener—.

Quizá era algo normal para algunos, pero él sentía que estaba dando grandes pasos, algo inestables, pero los estaba haciendo.

Sacó su celular de su bolsillo, lo encendió para fijarse en la hora, contó los minutos que faltaban antes de que comenzaran la última clase del día. Alzó los hombros, puede hacerlo y acabar rapido. Y si no fuera el caso solamente le bastaría sacar unas fotos al cuaderno de Yukio para terminarlo en su casa.

Guardó su teléfono y prosiguió en hacer unos movimientos circulares en su mano por unos segundos más. Luego de ello, volvió a enfocarse en su cuaderno y lo que faltaba.

Si, le gustaba esa tranquilidad en su entorno y en su corazón. Su sonrisa se ensanchó con el cálido sentimiento abrasador en su ser.

— Oh, Haru, buenos días. No sabía que estabas aquí.— El pecoso casi suelta su lápiz por el pequeño susto del momento, mas deja todo de lado al fijar su mirada en el rostro del contrario. Abrió sus dorados ojos con sorpresa al darse cuenta de quien era.— ¿Me puedo sentar a tu lado?

Quedó unos segundos en silencio, tratando de procesar lo que estaba sucediendo en ese mismo momento.

¿Por qué justo ahora tuvo que aparecer su amor platónico?

Toda su tranquilidad fue desecha directamente a la basura, y en su lugar fue reemplazado por los nerviosismos junto con su doloroso acelero de su corazón.

Desvió la mirada a un lado, tratando de no demostrar el pánico en su rostro ni en su postura. Aclaró su garganta para responder su pregunta. Siente su rostro caliente al tenerlo cerca, sus manos inevitablemente están sudando a este punto.

— C-Claro, Kaido-san...— Su suave voz suena débil, mas el peliceleste ignoró lo último, pensando que hablaba de esa manera por estar en la biblioteca. No le bastó mucho tiempo para sentarse a su lado, tomando su espacio para acomodar su cuaderno junto con su estuche.— B-Buenos días también.

© Constelaciones [ Saiki K ] Where stories live. Discover now