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Saiki nunca había visto a Mera tan feliz

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Saiki nunca había visto a Mera tan feliz.

Con tan solo entrar a la cafetería Mami ya se había dado cuenta de su estado de ánimo. Ella lo recibió con una sonrisa tan brillante. En sus ojos danzaban un brillo que nunca antes la había visto poner—ni siquiera cuando ella comía a cantidades gigantescas—.

Esperaba su pedido mientras la observaba dando pequeños saltos de aquí y allá, atendiendo a los pocos clientes que habían llegado a la cafetería antes que él, luego sería su turno. Ajustó sus gafas que empezaban a caerse.

Él sabía el por qué estaba tan eufórica por la alegría que florecía en su interior. Después de todo pudo leer sus pensamientos sin esfuerzo alguno. Mera estaba en la séptima nube de la felicidad solamente porque Haru le había dicho el honorífico de "chan" en vez del acostumbrado "san" luego de su nombre la última vez que estuvo en la cafetería. Mera no era estúpida, ese día se dio cuenta de que el peli negro la consideraba finalmente como su amiga.

Ella estaba feliz. Se había esforzado tanto para que él se abriera aunque sea un poco a ella. Hubo noches en donde pensaba en qué temas de conversación podría hacer para que el pecoso siguiera con la charla. También le preguntó sobre su comida favorita, aunque él no tenía una; lo que sí es que le empezó a gustar muchísimo la gelatina de café. Ella ahorró un poco para comprarle unos tres gelatinas—apenas—como agradecimiento por aceptar su amistad.

Ella no tenía dinero suficiente, apenas podía aguantar para ella misma y con su familia. Su padre ya no tenía deudas que pagar, no obstante seguían siendo pobres. Pero se esforzó para poder ganar un poquito más y ganarse ese poco dinero para él.

Eso era de admirar, sabiendo que Mera era demasiado débil para la comida, a tal grado que una vez dejó caer demasiada baba frente al esper por su pedido. Su mirada viajó a la puerta de la cafetería, pudo leer los pensamientos del chico pecoso.

El rostro de la peli roja brilló aún más al apreciar a Haru en la entrada, pudo contener su grito de alegría—Saiki estuvo agradecido, no quería que explotara sus tímpanos por sus gritos agudos—. Se despidió de los clientes para atenderlo a él de inmediato.

"Oye, te olvidas de mi, estoy antes que él."

— ¡Haru-kun, buenos días! ¿Cómo estás? — Su lengua casi se enreda por hablar tan rápido por su emoción apenas contenida. Por suerte el contrario la pudo entender.

— Buenos días, y gracias estoy bien ¿Y tú Mera-chan? — Saludó cortésmente a la camarera mientras se encaminaba a un asiento para pedir su pedido. Saiki ya estaba preparado mentalmente para que el pecoso se sentara frente a él como comúnmente lo hace, pero el agarre de Mera hacia el brazo del chico detuvo sus pensamientos.

— ¡Estoy bien, demasiado bien Haru-kun! — Dijo emocionada, el recién mencionado pudo jurar que vio unas estrellas flotar alrededor de ella mientras que su sonrisa se agrandaba más.— ¡Ven conmigo, tengo un asiento reservado para ti!

© Constelaciones [ Saiki K ] Where stories live. Discover now