La cara del Benefactor X

Começar do início
                                    

- ¿Y qué hacemos si la encontramos? - Preguntó Annabeth mientras dejaba su mochila en el suelo apoyada en una pared. - Porque dudo mucho que nos des la orden de atacar a la vista.

- Para nada. - Dijo este muy serio. - Por ahora iremos a comprar algo de comida para un viaje de al menos una semana como mínimo, si llegáis a verla en la calle iros en la dirección contraria a la que esté, estando en publico no irá a por vosotros, yo me quedaré para planear estrategias. - Dijo ganando un asentimiento de los dos. - Y Annabeth, me gustaría que cuando llegues me dieses tu opinión sobre mis planes, ya sabes, por ser hija de Atenea y eso.

Esta asintió sonriendo par luego acompañar a Grover a la calle.

En el exterior.

Annabeth iba por la calle mirando atentamente a las personas que había por el lugar. Ella sabía que el Benefactor X era muy listo, tanto que lo llegaron a confundir en ocasiones con un hijo de Atenea, por lo que por el momento no cuestionaría sus planes. Pero en el fondo le dolía que ella no fuese la fuente principal de planes para el equipo, siendo ella una hija verdadera de Atenea.

Su mente era más analítica que las demás, en tan solo unos pocos años consiguió llegar a ser la líder de la cabaña 6 y siempre que ella jugaba a atrapa la bandera sus estrategias la hacían ascender a la victoria. Ella sabía que su defecto fatal era el orgullo, pero ahora estaba sintiendo algo que nunca pensó que iba a sentir antes, celos. Tenía envidia de que ese chico, el cual tenía su edad, fuese a la universidad mientras ella tenía que ir a clases online por no abandonar el campamento, que Quirón lo tratase como un ser superior a ellos, qué tenga una mejor relación con Thalia y con Luke que ella, pero sobre todo, que sus planes siempre fuesen los mejores en el momento en el que los plantea llegando a modificarlos para que sean mejores por lo que había oído y visto en el campamento y en este viaje.

Rápidamente dejó de lado ese tren de pensamiento al ver que estaba cerca de una tienda de comestibles. Tenía la misión de conseguir la suficiente comida para una semana, eran tres, por lo que si racionaban bien podría comprar lo suficiente para que ella sola pueda cargar.

Ella no sabía muy bien que coger, por lo que hizo un poco variado como fruta, un poco de snacks de diferentes marchas, embutidos y unos pocos cereales. Todo fue cargado en unas cinco bolsas de plastico que no le gustaría para nada a Grover, pero eran la única opción que tenía la tienda.

Esta volvió al edificio que habían establecido como base mientras intentaba no llamar mucho la atención de los mortales, pero falló. A los pocos minutos de caminar y cuando quedaba poco para llegar fue interceptada por un hombre que vestía un uniforme de policía de color marrón y un sombrero de vaquero.

- ¿A dónde vas chiquilla? - Dijo este mostrando y haciendo gala de su acento texano. - Por ahí no hay una estrada a una vivienda, solo una edificio abandonado.

En ese momento la mente de Annabeth comenzó a funcionar a alta velocidad y creo una mentira.

- Hemos reservado ese edificio para hacer una fiesta controlada. - Dijo ella en un tono convincente. - Además de que no va a ser una fiesta de musa a todo volumen y alcohol, es más una reunión que otra cosa.

El policía, o también llamado Sheriff, no parecía muy convencido y quería tener más pruebas de lo que estaba diciendo la hija de Atenea.

- ¿Podría ver ese permiso? - Preguntó el hombre mientras levantaba una ceja causando un poco de nervios en Annabeth.

- El permiso lo tiene mu hermano dentro del edificio. - Dijo esta un poco más nerviosa que antes. - Si me permites entrar y dejar la compra le enseñaré el permiso.

- Entraré yo, tú quédate aquí.

Cuando el sheriff anunció su supuesta entrada, antes de que pudiese poner la mano en la verja que impedía el paso a la gente apareció un chico. Este tenía el pelo negro un poco alborotado, como si no pudiese estar en una misma posición por más de cinco minutos; tenía la piel teñida con un pequeño bronceado, como si hubiese estado en la playa hasta hace no mucho; y sus ojos fue lo que más llamó la atención de la chica, su ojo izquierdo era de un tono verde mar mientras que su ojo derecho era un tono gris tormenta como los suyos. Vestía con una camiseta de color negro con el símbolo de búhos volando, unos pantalones holgados de color gris con muchos bolsillos y unas deportivas blancas.

- Hola hermana. - Dijo este chico sorprendiendo a Annabeth. - Te dije que te llevaras una copia por si se da el caso de que nos llegara a parar. - Dijo este mostrando un papel que para Annabeth estaba en blanco.

Este miró el papel en blanco durante unos segundos confundiendo a Annabeth por lo que estaba haciendo el hombre que la había aparado. Tras un minuto observando la hoja de papel este asíntio.

- Todo en orden. - Dijo este. - Tened cuidado, esta zona por la noche es muy oscura, tened cuidado cuando volváis a casa. - Dijo para después despedirse con un movimiento de su sombrero y volver por donde había venido.

Mientras él se iba, los dos chicos se despedían de él agitando sus manos en el aire. Unos segundos más tarde, cuando ya no estaba en el rango de audición de la pareja.

- Me debes una. - Dijo el chico nuevo con el mismo tono de voz que tenía el Benefactor X.

- ¿Benefactor? - Preguntó esta completamente sorprendida al ver el rostro del encapuchado por primera vez.

- ¿Quién más podría ser? - Dijo este confundido por el comentario que había hecho la hija de Atenea. - Venga, tiene que llegar Grover todavía, esperemos dentro.

Ella asintio. Le había descolocado ver el rostro de el chico, no había pensado nunca como se veía debajo de la capucha. Pero no era tiempo de pensar en esas cosas, una gorgona podía aparecer en cualquier momento, por lo que entró y planeó con el Benefactor X las estrategias a seguir.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Capítulo corto, lo sé, pero en el momento de escribir el final no me encuentro muy bien, me duele la cabeza y el estomago, por lo que lo dejó por aquí.

Espero que os haya gustado, hasta la próxima.

El rey de los mestizosOnde histórias criam vida. Descubra agora