La gente comenzó a llegar en pocos minutos, en busca de su desayuno o despertador.

A Luke le gustaba estar en el local cuando la gente comenzaba a llegar, algunos ya hartos de la lluvia, otros apenas despiertos y algunos muy despiertos que el rubio tenía que pensar en cómo una persona tenía tanta energía por la mañana. Y Michael observó eso, con Luke ayudándolo a programar su teléfono nuevo mientras atendía a los clientes, se sorprendió por su capacidad de atención en las dos cosas.

—Tengo que poner un fondo de pantalla.

—Puedo enviarte una foto de Gemma, sé que te quiere y tu la quieres. —Habló utilizando un tono celoso falso. —Sería un honor para ella.

El de ojos verdes rio, pero sus planes eran otros. Así que esperó a que el último cliente de la fila hiciera su pedido y abrió la cámara frontal apuntando a Luke y a él.

—Tu me lo diste. Pídele perdón a Gemma.

Luke asintió antes de acercarse a Michael y aparecer más cerca de él en la fotografía, sonrió mostrando sus dientes y escuchó el click.

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Pasaba el horario de almuerzo cuando Calum hizo su aparición en la cafetería, se dieron cuenta por su aspecto que había comenzado a llover, pero aquellos jóvenes sentados detrás de la caja tomándose fotos no lo notaron hasta que Luke vio como la alfombra de la entrada estaba llena de barro y hojas.

—Yo limpio. —ofrece Michael al ver donde se dirigían los ojos del rubio.

—Dile a Calum que hay nuevos sabores de bebidas para degustar.

Michael asiente y va hasta la entrada a encontrarse con su amigo.

Zack estaba haciendo muy bien su trabajo, los clientes se iban satisfechos, los pedidos salían sin equivocaciones y todo estaba impecable, el primer día a prueba y Luke piensa que realmente se va a quedar de forma definitiva porque no hay otro candidato mejor que él. Como la caja se encuentra a un lado de la barra, el rubio se gira para ver a su nuevo trabajador, quien está terminando de limpiar la barra tal como Liam le enseñó.

—¿Llevan mucho tiempo juntos? —pregunta Zack de la nada. Luke frunce el ceño.

—¿Quiénes?

—Tu y el chico que no me habla. —responde, al ver como su jefe eleva ambas cejas y su sonrisa se borra, se arrepiente. —Lo siento, estoy siendo muy entrometido. Perdón.

Luke se salva de responder porque de pronto la puerta se abre y un hombre de traje entra, es algo mayor, sabr exactamente quién es y los nervios aumentan un poco al ver como se acerca.

—Luke Hemmings.

—Soy yo. Buenas tardes, señor Leonard.

—Por supuesto, me han contado de la excelente atención del propio dueño del local. —asiente mirando a su alrededor, especialmente a la ventana que deja ver la cocina.

—Zack, dile a Mike que se haga cargo de la caja, por favor. —Ordena levantándose de la silla. —Y dos cafés a mi oficina, díselo a Amelia.

El chico asintió, entonces Luke guió al hombre a su oficina. Iba en busca de las recetas para la revista y por las degustaciones que debía enviar, espera que las aprueben o levantarse antes de las cinco de la mañana no había sido lo suficiente, incluso arrastar a Michael a la cocina.

Se sorprendió cuando Zack lo llamó, no había hablado mucho con él, solo una conversación forzosa a la hora de almuerzo y cuando Luke lo integraba a su charla sin sentido, pero todo volvía a ser normal cuando llegaban clientes.

⇢Café Pendiente ☓Muke Clemmings☓Where stories live. Discover now