flirt | 36

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Íbamos Seungyeon y yo caminando al colegio como todos los días, solo que esta vez el recorrido estaba inundado por chillidos de emoción de su parte ante la noticia. No tardó ni dos segundos después de ver mis esporádicos e intensos sonrojos en acribillarme de preguntas, y al final tuve que decirle todo. Me costó siquiera formular una oración decente, y el hecho de que estuviera tan emocionada solo lo hacía más vergonzoso.

—Ay, ya —se quejó después de un rato, rodando los ojos—. Tienes que dejar de apenarte por estas tonterías, ¡yo siempre te cuento cuando fo-!

—¡Nunca he querido que lo hagas! —la interrumpí, a lo que soltó una carcajada.

—¡Pareces un tomate! —se burló—. Dios, yo he quitado decenas de virginidades y nunca se ponen así.

—Que tú sepas —contesté con ironía—. En realidad ayer lo eché dándole dinero para el taxi —bromeé, negando con la cabeza a la par que rodaba los ojos.

—¡Oye! —se rió, pasando su brazo sobre mis hombros—, me gusta la Yoojin fuckboy, ¿no quieres otra pareja?

—¡Buah! Me basta con el alboroto de una, créeme.

—¿Qué dices, tan pronto? —cuestionó alargando las vocales, zarandeándome con su brazo. Cruzó por una esquina en donde no tenía que hacerlo, así que pronto agregó:— Le prometí a Miyeon que la vendríamos a buscar, no quiero que camine sola.

Asentí— Tiene sentido, ayer parecía un fantasma cuando se fue —negué con pesar.

—No te hagas la loca, eh —me apuntó con un dedo acusatorio—. Responde mi pregunta.

—Bueno, recuerdas que ayer fui a buscar aquella colina —comencé.

—¡Claro! También me gusta la Yoojin romántica empedernida aventurera que hace todo por hacer feliz a su amado —bromeó consiguiendo sacarme unas risillas.

—Resulta que me tardé mucho en conseguirla, y más bien fui la Yoojin despistada e ingenua que termina caminando sola por feas calles oscuras —encogí la cara en disgusto de recordar el poco tiempo que pasé así—. No tardé en asustarme como una idiota, y escuché pasos...

—¡No le metas tanto suspenso y ve al grano, animal!

—En fin, que Yeosang me acompañó a casa.

Detuvo su paso con el rostro descolocado, tomándome de los hombros para que la viera fijo a la cara. Su ceño estaba fruncido en confusión, por lo que boté una risotada. La conocía como la palma de mi mano, sabía perfectamente cómo combatir su impaciencia.

—De acuerdo, vamos un poco atrás en el tiempo, ¿cómo que Yeosang? —inquirió.

—Ah, ¿no querías que fuera al grano? —me burlé con fingida inocencia—. Él era esos pasos. Parece que Seonghwa vive por ahí y recién se iba de su casa —asintió confirmando y retomamos el camino en lo que terminé el cuento.

—Ah, pobre Yeosang —suspiró una vez estuvimos frente a la casa de la castaña esperando a que saliera—. Seguro que se ha cagado, no tengo dudas —se rió, yo desvié la mirada—. Oh, de seguro no aparece más nunca.

—En realidad estaba dispuesto a enfrentarse a él, fue una ternura —dije con cariño, recordando sus intenciones de continuar aún estando muerto del miedo—. Cuando le dije que se fuera insistió en quedarse.

—Ya, porque le gustas —rodó los ojos, y yo iba a preguntar, pero se abrió la puerta dejando ver a una recompuesta Miyeon.

—¡Buenos días! —exclamó a penas salió, con sus manos sobre las caderas como decidida.

Flirt || Jung JaehyunWhere stories live. Discover now