Flirt || Jung Jaehyun

flirt | 06

Estúpida cita doble.

Sí, claro. Si todo lo inventó él. No puede quejarse de su propio juego. No puede evitar que salga con él si es lo que quiero hacer. Además, me beneficiaba tener una primera cita así de segura. Habían escogido un parque de diversiones –cosa que me encanta– e incluso tendría a Yeon a mi lado. No podría ser mejor, si fuera un juego diría que lo había colocado en la modalidad más sencilla. Es decir, seguía siendo una cita, pero contaba con un par de comodines para evitar la incomodidad.

Decidimos que lo más práctico sería que me arreglara en casa de Seungyeon y nos buscaran desde ahí, ya que era más cercana y así llegaríamos todos al mismo tiempo y nadie tendría que esperar, así que fui bastante temprano para poder charlar un rato. Después de saludar a su padre, subimos a vestirnos. Ella, como siempre, usó un vestuario lo suficientemente sensual como para llamar una desbordante cantidad de atención, pero no tanto como para lucir indecente. Ella sabía sacar provecho a su apariencia, de eso no cabía duda. Yo, en cambio, me limité a unos jeans y una camiseta cualquiera. Después de todo, íbamos a un lugar ajetreado y así era yo, además, en esencia era su cita y nosotros éramos el refuerzo.

Aunque se podría decir que ella era mi refuerzo y yo el de Jaehyun.

No esperamos mucho a que llegaran, puesto a que fueron bastante puntuales. Salimos de inmediato, no sin antes despedirnos del padre de Seungyeon.

—¿Listas para hoy? —nos recibió Jungwoo, simpático.

Nosotras asentimos y comenzamos a hablar de cualquier tontería en el corto viaje. Al llegar, ellos se hicieron cargo de las entradas y los boletos, a pesar de mis quejas. Seungyeon me convenció, al final, de que eso era costumbre y ya nosotras tendríamos cualquier detalle con el cual compensarles el gasto.

Comenzamos jugando lo que Seungyeon quería, cosas sencillas en las que el objetivo era meramente conseguir un soso animal de peluche. Naturalmente, se la pasó pegada a Jungwoo –quien disfrutaba de torturar a Jaehyun al darle la razón en todas las absurdas peticiones a mi amiga–, con esa absurda técnica de ponerlo celoso. Yo me mantenía en silencio y un tanto apartada, la verdad es que no conseguía entrar en sus temas de conversación y prefería estar al borde viendo cómo se divertían a su modo.

—Ahora hay que ir a las tazas —sugirió Yeon con un brillo en los ojos. Yo hice una mueca y, justo cuando iba a votar por ir a los carritos chocones, una voz me interrumpió.

—¡Nada que ver! —dijo Jaehyun entre pequeñas risas—. Ya jugamos muchas tonterías. Las verdaderas atracciones aquí son otras: la casita del horror, la montaña rusa, los carritos chocones...

—Pues esas no son las cosas que nos gustan a nosotras las chicas —contestó, colgándose de mi brazo, yo reprimí una mueca.

—Sí, Jae, no seas patán —se burló Jungwoo, palmeando su hombro—. Vamos a las tacitas, chicas.

Asentí solo por seguir a Seungyeon, pero no pude evitar sentirme decepcionada. Por culpa de los empujones de la multitud, me solté del brazo de mi amiga, dejándome inmediatamente detrás de ella y Woo, con Jaehyun botado entre el alboroto. Si él se perdía, luego nos tomaría mucho tiempo buscarlo por sobre el bullicio, así que lo esperé y ellos siguieron en su camino. No pasaba nada si los perdía a ellos, sabía a dónde iban y los podría buscar allí.

O eso esperaba, puesto que terminé perdida yo.

***

Una media hora había pasado, y todavía no los conseguía. ¿Por qué esto estaba tan lleno? Era un fin de semana normal, pero sentía que me sofocaba. Las personas que caminaban a mi alrededor me empujaban con sus cuerpos, algunos simplemente para pasar y otros con malicia. Me sentía cansada y justo cuando me iba a rendir y tirarme a llorar pataleando, una mano tomó mi muñeca. Me puse totalmente alerta, pero al notar de quién se trataba me dejé llevar. Tiró de mí hasta sacarme de la multitud, y terminamos en una clase de callejón entre dos juegos intentando regular nuestras respiraciones.