flirt | 15

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Por un lado, tenía a Seungyeon ofreciéndome que fuera a su casa antes de la fiesta para arreglarnos, y que luego nos llevara su padre a casa de Sorn. Por otro, tenía a Jungwoo planeando venir a buscarme en el auto de Taeyong para que llegáramos juntos. Y por el último, estaba Jaehyun, que quería llegar a mi casa en la tarde a besuquearnos, jugar la revancha contra mi hermano, arreglarnos, y buscar a Seungyeon y Jungwoo, como si no hubiera pasado nada y solo hiciera el mismo recorrido de siempre con su auto.

Obviamente, había escogido la de Jaehyun, que ahora estaba esperando a que yo abriera mi puerta. Mamá no estaba, puesto que había ido a visitar a mi tía, y como tenía permiso de ir a la fiesta simplemente opté por ahorrarme el detalle de que vendría un macho. Con la promesa de Jeongin de guardar silencio, me sentía más que segura.

Evité su beso al abrir la puerta, fingiendo naturalidad al escabullirme de su agarre. Sin embargo, tomé su muñeca y lo llevé por segunda vez a mi habitación.

Como si hubiera entendido de inmediato mi forma de actuar, no me presionó a hacer nada, más bien se lanzó a mi cama con familiaridad. Repitiendo lo mismo de la última vez, me senté en mi escritorio. Jugaba con mis dedos, todavía incapaz de verlo a los ojos.

—¿Me ignorarás todo el rato? —cuestionó con fastidio fingido, para rápidamente cambiarlo por una sonora risa.

—Era una opción —apreté mis manos en puños sobre mi regazo, alzando la mirada y conectándola con la suya.

—Me gusta cómo te ves en tu casa —reveló, a lo que fruncí el ceño. Esta vez tenía un suéter holgado y unos pantalones que solían ser de Jeongin, ni siquiera tenía una pizca de maquillaje encima –ya que me lo pondría más tarde para la fiesta–, y mi cabello estaba atado en una desordenada cola.

—Estoy hecha un desastre.

—Pero te ves muy cómoda —sí lo estoy, de hecho—. Nunca una chica me había recibido así, suelen arreglarse mucho.

Me encogí en mi lugar, repentinamente sintiendo vergüenza. Tenía razón, ¿qué pasaba por mi mente? ¿Cómo se me ocurre traer a un chico a mi casa con estas fachas? Estoy segura de que Miyeon se hubiera puesto un tierno conjunto de pijama, para disimular el esfuerzo, y Seungyeon un atuendo atractivo sin importarle demostrar la intención.

—Lo siento —murmuré, sin saber qué más decir.

—¿Por qué te disculpas? —rió—. Te ves hermosa, Yoojin —acto seguido, palmeó el colchón—. Ahora por favor deja de torturarme y dame un beso.

Al ver que negué, se levantó y me tomó por la cintura. Me tiró a la cama quedando sobre mí, y unió por fin nuestros labios. A pesar de la forma en la que me había acercado a él, el beso comenzó siendo más bien tierno. Acunó mi cara entre sus manos, y marcó un ritmo lento.

Se separó un poco, y dijo:— ¿Ya no me tienes miedo?

—¡No te tengo miedo! —espeté, con el ceño fruncido y un puchero molesto.

—¿Y por qué estás tan lejos? —aún cuando la posición en la que estamos es más que sugerente –había llegado a poner su pierna entre las mías y tenía ambos brazos como soporte a cada lado de mi cabeza–, me miraba casi con ternura, y tomó un mechón de mi cabello para colocarlo detrás de mi oreja.

—No estoy acostumbrada a esto —admití en un gruñido para tapar mi vergüenza—. ¿Estás consciente de lo terrible que es? Se supone que le gustas a mi mejor amiga, y te tengo ahora mismo en mi cama, mintiéndole a medio mundo. No se siente tan bien.

—¿No se siente bien?

—No es lo que quise decir —negué, pero se quitó de encima, optando por sentarse en una esquina de la cama. Yo pegué la espalda a la cabecera de la misma, y cuando volteó a verme reconocí una especie de sonrisa triste.

Flirt || Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora