flirt | 33

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La hora del almuerzo fue todo un poema, una odisea al caos. Por un lado estaba la ausencia de Cheol en todo el comedor, y por el otro tenía la confusa mirada de una Miyeon con aspecto desgastado sobre mí. Los murmullos en nuestra dirección abarcaban ambos temas; tanto la repentina presencia de todo un Jung Jaehyun tomando mi mano en la mesa, como la clara falta del diligente chico. Corrían voces anunciando que la pareja de añales había terminado, por lo que no hizo falta que nos lo confirmara la chica.

—¿Entonces están saliendo así como así, de la nada? —cuestionó con un tono que buscaba aparentar despreocupación, pero había salido su voz en un hilo triste. Aclaró la garganta, removiéndose incómoda en su sitio en lo que intentaba disimular aquello al tomar una cucharada de su comida.

—Sí, ehm, algo así —solo pude contestar, rascando mi nuca con la mano libre. Me negaba a jactarme de lo mío cuando se notaba que ella se iba a partir en pedazos.

—¿"Algo así"? —inquirió alzando una ceja con una pequeña sonrisa, como pícara. El hecho de que no le saliera del todo era de verdad tortuoso.

—Digamos que... no es tan de la nada —me había salido más como una pregunta que una afirmación, así que también carraspeé para disipar sus dudas sin que tuviera que volver a hablar—. Comenzamos con... encuentros casuales –se me hacía tan incómodo y antinatural decirlo en voz alta que no podía evitar hablar terriblemente lento– hace un tiempo.

—¡Vaya!, pero quién lo diría —exclamó con una amplia sonrisa, ignorando las miradas preocupadas y a la expectativa del resto, como si estuviéramos esperando a que en cualquier momento fuera a explotar—. Juro que eras la última que me esperaba que llegara de la nada con novio.

Novio.

Aquella palabra que había logrado volver la situación aún más tensa, todavía cuando ilusamente lo creía imposible. Mis ojos se cerraron a la par que mi nariz se arrugó, como cuando ves venir el impacto de un golpe que nunca llega.

—Ah, te esperabas que fuera yo, ¿acaso? —a mi rescate salió Seungyeon, con cierto tonito de broma que consiguió aligerar un poco el ambiente.

—Ciertamente —asintió tranquila, para lugar esbozar aquella sonrisa de la que tanto temíamos así como esperábamos—. Tampoco me esperaba que lo hiciera la tal Yeri, pero mira.

Miyeon no solía soltar comentarios tan venenosos, tan cargados de profundo odio. Era una persona de lo más dulce, era cálida y tierna, pero al momento sus ojos desprendían llamas, unas que en realidad nunca esperé ver salir de allí. Aunque no fuera mi problema, me sentí también un poco culpable por saber al respecto.

—¿Qué ha pasado con Yeri? —me susurró al oído un incómodo Jaehyun, a la par que Seungyeon lo preguntaba descuidadamente.

Allí Miyeon aplaudió una sola vez, soltando un corto suspiro entre una sonrisa enorme, para pasar a frotar sus manos entre sí. A decir verdad, tenía toda la pinta de haber perdido la cabeza.

—Bueno, eso. Se ha conseguido un novio nuevo como la linda Yoojin —contestó, señalándome por un segundo antes de continuar, ahora frunciendo el ceño en confusión, llevándose un dedo a la comisura como si se lo pensara—. Pero es extraño, porque se consiguió al mismo novio que yo.

Tanto Seungyeon como Jaehyun soltaron cortos jadeos de sorpresa, mientras yo encogía todo el rostro en sufrimiento. Ni siquiera era conmigo y se sentía como una tortura, no puedo ni imaginarme cómo debe sentirse ella.

—Ah, por eso Cheol- —comenzó Seungyeon, pero al ver que lo único que podía hacer hablando era cagarla, se calló de golpe.

Seguimos el almuerzo en silencio hasta que sonó la campana, tan solo mandándonos fugases miradas los tres ajenos a la situación. Habían sido esos los minutos más incómodos de mi vida, justo al lado de la cena con mi madre tras conseguirnos en pleno besuqueo.

Flirt || Jung JaehyunWhere stories live. Discover now