flirt | 23

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Había pasado poco más de una semana desde aquel día. Las cosas se mantenían relativamente iguales, besos en cualquier oportunidad, carcajadas hasta el cansancio y mensajes constantes. Ahora se nos unían de vez en cuando sus amigos –solo para la segunda actividad, claro– y a veces ellos mismos nos ayudaban a escapar de Seungyeon. Aún no conseguía una abertura para contarle, pero no nos enfocábamos en eso por el momento.

En realidad todo era una especie de chiste interno, pues ambos sabíamos que no éramos una pareja hecha y derecha hasta que se resolviera el asunto con ella. Pero al menos ahora teníamos a nuestro favor el saber de nuestros sentimientos, y quizá podríamos avanzar un poco en esta etapa previa a ser novios. Por ahora, éramos dos personas que gustaban de sí y pasaban el tiempo juntos, y eso –aunque no era suficiente todavía– se sentía mucho mejor que tener la incertidumbre con respecto a lo que sentimos.

Habíamos quedado en que hoy saldríamos a comprar comida chatarra en uno de esos puestos ambulantes, pero había despertado con un horrible resfriado que me tenía casi muerta en cama. Le avisé por mensaje que no sería capaz de cumplir con nuestra cita y me dijo que ya la haríamos en otro momento, y que de todas formas vendría de visitarme.

Unos minutos después escuché el timbre de casa. No me tomé la molestia de recibirlo en la entrada, pues Jeongin sabía de mi estado y le indicaría que subiera. De todas formas él estaba en la sala con sus amigos, así que no le costaría nada ayudar a su hermosa hermanita.

Escuché unas voces y luego los pasos sobre las escaleras, por lo que me reincorporé con un poco de esfuerzo hasta sentarme en la cama apoyada de la cabecera. En cuanto la puerta se abrió pegué un gritito del asombro, viendo que no era quién debía ser.

—¡Vaya bombón que se consiguió tu hermano como amigo! —fue lo primero que salió de sus labios, para luego tomar asiento de lo más cómoda en mi escritorio.

—¿Qué haces aquí? —cuestioné, pasando la mirada entre ella y otros puntos de mi habitación.

—Es domingo, no tengo nada que hacer, y por el grupo dijiste que ibas a morir —explicó, haciendo referencia a una serie de mensajes dramáticos que envié a un chat grupal junto a Miyeon, Cheol, Boo, y ella—. ¿Es que ahora no puedo venir a mimar a mi mejor amiga?

—No quise decir eso —reí—. Puede que te contagie.

—Tengo cuatro primitos que se la viven enfermos y pasando sus mocos por todas partes. No solo tengo la experiencia para cuidar de ti, también tengo los anticuerpos —guiñó.

—Eres la indicada.

¡No! El indicado viene en camino.

Y hablando de Jaehyun, tenía que advertirle sobre venir. Seguro ya había salido de casa, y no es que viviéramos muy cerca pero de todas formas no tardaría mucho. Tomé mi teléfono de mi mesa de noche mientras Seungyeon parloteaba de fondo, y mandé el mensaje. Sin embargo, segundos después sonó el timbre para llenarme de terror.

—¿Más amigos de tu hermano? —asentí para ocultar mis nervios—. Todos son unos niños, pero el nuevo me fascina. Es tan alto, y su bronceado es- —se vio interrumpida por la puerta de mi habitación. De inmediato llevé mi mirada allí, pero suspiré de alivio al ver a Lucas de pie en el marco.

—Noona, Jeongin me mandó a avisarle que su amigo está aquí —habló con una amable sonrisa, para rápidamente desaparecer.

Me levanté de la cama sintiendo cómo mis huesos se oponían a ello, pero poco me importó. Caminé hasta la entrada escuchando las burlas de Seungyeon por mis muecas adoloridas.

—Dos cosas —dijo antes de que yo pudiera huir—. Primero, ¿cómo consigo que un niño guapo me hable así? —rodé los ojos—. Y segundo, ¿desde cuándo Seungkwan te viene a visitar?

Flirt || Jung JaehyunWhere stories live. Discover now