Comienza la misión de Luke

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Annabeth había hecho los deberes y buscó todo lo que pudo sobre el dragón de cien cabezas. Por lo visto vivía en el jardín de las Hespérides, las cuales son hijas de Atlas, y no había encontrado mucho más, solo que Heracles o Hercules lo derrotó para que al día siguiente los argonautas de Jason pudieran pasar. Thalia y Luke no le gustó mucho lo que habían escuchado, Heracles era el mejor héroe de la mitología y ellos tenían que hacer algo para poder igualarlo.

Después de eso, los dos fueron a sus cabañas para recoger todo lo que les haría necesario. El viaje sería muy largo, tenían que cruzar todo el país, por lo que la comida y el dinero no podían faltar, néctar y ambrosía serían necesarios también, lo que Luke no creyó que fuese importante fue llevarse una docena de latas de coca-cola.

Ya completamente listo se reunió con su amiga Thalia y con Quirón, los cuales lo esperaban en la entrada del campamento. El centauro estaba muy serio, siempre que había una misión, muy pocas veces lo había visto el hijo de Hermes, estaba igual. Miró a los dos semidioses y posó sus manos en los hombros de estos.

- Chicos, tened mucho cuidado, ese jardín y el viaje que tenéis por delante son muy peligrosos. - Informó Quirón muy serio. - Id con mil ojos, el peligro acecha por todas partes, incluso una señora mayor puede ser un monstruo disfrazado. - Con seriedad informó a los dos semidioses. - Tampoco sé cuando vendrá el tercer miembro del grupo pero sé que no será muy tarde, que Tique (diosa de la fortuna) esté de vuestra parte.

Con eso dicho Luke y Thalia subieron a una furgoneta de una empresa de recolección de fresas que el campamento usaba a modo de tapadera. El vehículo era conducido por Argos, el guardia de seguridad del campamento el cual no hablaba, corría el rumor de que tenía ojos en la lengua y que por eso no hablaba.

Fue un viaje en silencio. Luke ni siquiera sabía como iba a ir a San Francisco, la opción más lógica era tomar un avión, pero no tenían el dinero suficiente como para comprar dos billetes. La opción más rápida era el avión con seis horas, pero ya había sido descartada, el coche eran cerca de dos días en la carretera y no había viajes de trenes directos. Esto apestaba.

Llegaron a la ciudad en poco tiempo y todavía no sabían como iban a moverse por el país. Ya completamente solos su primera para debería ser una estación de autobuses o de metro, pero Luke no conocía bien esta ciudad por lo que intentó seguir todos los carteles.

- Luke. - Dijo Thalia después de unos minutos caminando sin haber llegado a un sitio. - ¿Sabes como vamos a ir a San Francisco?

- Tengo mis dudas, No podemos volar y no tenemos permiso de conducir. - Dijo el hijo de Hermes preocupado. - Tenemos que encontrarnos con alguien y caminar no está en mis planes.

- Si caminamos tardaremos cerca de un mes. - Dijo la hija de Zeus. - A lo mejor un taxi puede llevarnos de poco en poco.

- Bueno, en el peor de los casos siempre puedo robar. - Dijo Luke mirando a su alrededor. - Obviamente intentaría hacerlo con gente que se note que tiene dinero, no me interesan los vagabundos.

A ellos no le gustaba la idea de robar, pero si tenían que hacerlo lo harían. Ellos caminaban por las calles, no sabían que esta ciudad era el territorio de un chico que velaba por ellos. Percy los miraba desde la azotea de un edificio, como lo hacían los héroes de las películas. Iba vestido exactamente igual a la última vez. No había entendido nada de lo que le dijo Quirón cuando lo contactó la noche anterior y tras una larga discusión entre él y su madre y tía ahora tenía que acompañar a esos chicos a robar manzana de oro. Sabía la bestia que había en los jardines a los que iban, por lo que tendría que pelear contra uno de los seres más fuertes de la mitología griega, un hijo de Equidna y Tifón.

Nuestro héroe estaba siguiendo con la mirada a los dos semidioses que había en su zona. Obviamente estaban perdidos, pero no quería darse a conocer ya que podría alterar el sentido de la misión. Quirón le había dicho que los observase y que interviniera si y solo si era absolutamente necesario.

- Creo que un ligero empujón no hará daño. - Dijo el joven para luego agitar su mano a los semidioses.

Con ese simple gesto una ráfaga de aire salió de no se sabe donde que marcaba el camino a una central de autobuses. Luke estaba confundido, hacía un buen día, no tenía sentido que el viento hiciese eso de repente. Afortunadamente giró su cabeza a la zona donde se había ido ese viento fugaz y logró ver unos cuantos autobuses aparcados. Debían ser los dioses ayudéndoles un poco, pensó él. Indicó a Thalia el camino y fueron corriendo a la central.

Ellos sabían que no había autobuses que los transportara de una punta del país a otra. Pero como mucho harán medio camino en un día. Revisaron todas las salidas previstas y la que les dejaba más cerca era un bus que los dejaba en el centro de viaje Pilot, eran cerca de veinte horas de viaje con algunas paradas de por medio para estirar las piernas y comer. No era muy atractiva la idea pero creían que era lo mejor. 

Con rapidez fueron a la ventanilla para comprar los billetes, juntando su dinero les dieron para comprar dos y un poco de sobra por si necesitaban algo. Había dos cosas malas en este plan, los buses no salían hasta las nueve, eran las ocho y media, la otra era que un guardia de seguridad había llamado a la policía para saber porque un chico de catorce años (Luke) y  una chica de doce (Thalia) querían salir del estado.

La poli los habían llevado a una sala apartada de los demás viajeros para un interrogatorio, sobre todo porque Thalia se parecía a una mujer que hace unos años salía por la tele y tenía relativa fama.

Ellos querían saber el motivo. - Venga chicos, solo decidme el porqué. - Dijo un hombre vestido con el típico uniforme de policía. - ¿Os estáis fugando por amor? ¿habéis discutido con vuestros padres? ¿Vacaciones?

- Tenemos cosas que hacer en San Francisco. - Dijo Luke lo más serio posible.

- Vale. - Dijo el poli. - ¿Qué cosas?

- Es como una apuesta. - Dijo Thalia. - Mi padre es el abuelo de este chico. - Dijo Señalando a Luke. - Y uno de mis hermanos, es decir su tío, nos ha pedido que vallamos a San Francisco para conseguir una cosa. Es una apuesta, si lo consigue obtendrá una recompensa si no será castigado.

- Vale. - Volvió a decir el poli, no entendía muy bien la situación, pero tampoco quería meterse en sus líos familiares. - Si la apuesta es con el chico, ¿por qué vas tú con él?

- Para confirmar que lo hace. - Dijo Thalia de la forma más natural que ella podía, lo bueno de ser hija de una reina del drama.

- De acuerdo, os dejaré ir. - Dijo el poli en un tono cansado. - Solo no causéis muchos problemas, sino os mandaré a casa.

Con eso dicho los semidioses ya eran completamente libres de nuevo y ahora tenían que perder diez minutos para poder ir al bus. No había mucha gente que en la central, por lo que se pasó el tiempo de una manera muy aburrida sobre todo por el THDA. Cuando por fin había pasado el tiempo se embarcaron al bus con un joven polizonte subido en el techo de este.

Los primeros minutos de viaje fueron muy tranquilos, solo había recogido a un pequeño grupo de seis personas, siendo un total de quince en el interior, uno en el exterior y un conductor. Thalia estaba de los nervios, no soportaba estar sin hacer nada y Luke no hacía más que consultar las notas que le había dado Annabeth. Lo único que ella podía hacer era mirar por la ventana.

Un largo viaje, de puro aburrimiento había comenzado, el jardín de las Hespérides quedaba lejos. Pero los peligros acechan en todos lados, como dijo el centauro. En Bristol había un pequeño grupo de enemigos dispuestos a comer algo de carne de semidiós.

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Capítulo corto, lo sé, pero estaba corto de inspiración, la próxima vez será mejor, lo prometo. Dentro de poco subiré el primer capítulo de la última parte de los semidioses hawaianos, espero que os paséis.

Nada más, espero que os haya entretenido por lo menos, hasta la próxima.

El rey de los mestizosWhere stories live. Discover now