"El tiempo y el aire son iguales, sabemos que estan aquí pero nunca los vemos"
"Con mantas de oscuridad, coronas de espinas y ojos brillantes, los dioses siguen aquí; entre sus castillos de piedra y bestias horrendas, ellos esperan el momento de vol...
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◆◆ 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪 ◆◆
Regrese ya muy noche, escuche la melodía de una flauta contra el viento, no fui hacia ella, antes de seguir vi el gran palacio, el oro de las torres, cúpulas y pasillos la hacían lucir imponente.
Di la vuelta caminando al pueblo. Por suerte este lugar parecía que no dormía, entré a un pequeño bar, pedí un chocolate caliente, no paso mucho tiempo para ver a alguien jugar y apostar, así que jugué un poco.
Por raro que se escuchara, tal vez si extrañaba este lugar y a su gente.
Me sentía mejor. La mañana fue fría, subí las escaleras del palacio, escabullendo entre los pasillos hasta mi habitación, este lugar era mi pequeño refugio.
Kus intentó entrar por la ventana, pero no lo logró, por suerte estaba bien.
Prepare el baño, relajándome un poco. Escuché la puerta de la habitación abrirse, seguro era Teya, cerré los ojos, escuchándola acercarse.
—¿Cal?
—Saldré en un momento —me hundí un poco más en la tibia agua.
Salí envuelta en una toalla, mi ropa estaba sobre mi cama, ella ya no estaba.
Me vestí con lentitud, vi mi rostro en el espejo, tenía ojeras, aunque no tenía rojo los ojos y eso lo agradecía. Trencé mi cabello, ate una cinta entre mi cabello y salí.
No evite el desayuno. Probé la pasta y la fruta, las uvas estaban dulces y jugosas. Teya me ofreció un poco de pan. Estaba crujiente y esponjoso. Estuve tranquila, hablando hasta no más poder.
Continúe con la traducción una vez que él llegó. Encontré algunas canciones con versos y rimas, pensaba que eran canciones. Era confuso.
—Calisto
—¿Qué? —deje de escribir. Se retiró sus lentes.
—Fuiste amable ayer
—¿Te lo contó? —vaya.
—Algo así —vio a la puerta luego a algún otro lugar.
—Gracias —era raro agradecerle— por llevarte a Zephyr
—Yo —parecía intentar escoger sus palabras.
—¿No esperabas que actuara así?
—Sí —solté el aire.
—Te pedí que confiaras —deje caer mis hombros, sus ojos parecían brillar al verme.
—Evite ser...dura
—Gracias
—¿Helion me había agradecido? ¿Él? Vaya, esto no me lo esperaba.
—Sí —creo que lo noto, así que solo volví a mi libro.Encontré un párrafo que llamo mi atención.
