ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟝𝟚

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- 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪  -

Me alisté para ir a entrenar, la joven fae llamó a la puerta, moví el mueble. Traía más comida. No me fiaba, así que compartí la comida con ella, la hice comer de todo un poco del plato.

 Salí junto a ella y fui directo a entrenar, me encontré con el hermano de Teya, no espere sus órdenes, comencé a correr por el lugar como si mi vida dependiera de esto. 

Hice lo que me enseñó Astreo. Comencé con sentadillas y luego abdominales. Extrañaba las escaleras, la comida de la tienda a dos calles de la librería de Neva, incluso iba al bar con Vassa y Lu, extrañaba practicar con Jurian.

—¡Enid! —me levante, sudando, no note en qué momento llegaron los demás. 

—General —Zephyr parecía de buen humor. 

—Aprenderás el combate cuerpo a cuerpo —no hoy, no cuando aún seguía enojada. 

—¿Quién me enseñará? 

 —Greten —el macho de cabello rubio y piel bronceada se acercó, era guapo, una lástima que lo eligieran hoy —no seas cuidadoso 

Avanzamos al ring, era más alto que yo por dos cabezas, subimos quedando cara a cara, separados por dos metros. 

 —Se acaba cuando alguno de ustedes caiga —claro que vi las charlas detrás de él, las apuestas contra mí. 

 —Lo siento —fue lo que dijo, yo negué 

—Soy yo quien lo siente —me coloque mal para atacar, así que deje que diera el primer golpe, deje salir el aire alejándome, cuando iba por el segundo lo esquive y lance mi puño contra su estómago, me excedí de fuerza, pero cayó levantando el polvo, nadie dijo nada. 

Me agaché para ver si aún respiraba, por suerte sí, pero un hilo de sangre salió por su boca. Al caer en el suelo, su frente estaba roja y sus mejillas estaban un poco hinchadas. 

Levantándome para ver al general. 

—¿Creo que gane? —podría guardar las expresiones de todos ellos con facilidad, la sonrisa que salió de mi boca, lo hizo enojar. Baje del ring, todos se hicieron a un lado. 

—Continuaré calentando, supongo que aprendí un nuevo movimiento hoy general —palme su brazo, mientras volvía a correr por el lugar. 

Lo que resto del día, estuve tranquila, al acabar comencé a limpiar, las espadas y los equipos para entrenar, limpié los petos y los cascos. Hasta que la luz del atardecer se fue. 

 Hoy había dicho Teya que la acompañara, así que yo misma iría a ver los bailes. Pero primero pasaría a ver a Nublar. Después de la ducha, la joven hembra trajo la comida, comió conmigo. Coloque de nuevo el mueble e hice según que dormía. 

La Diosa De La Oscuridad ✴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora