ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟚𝟛

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Mire la carta sobre la cama. 

El sello estaba roto. 

Quería verme... Quería que bordara para él, solo para él. Mi jefa aceptó, pero ahora era turno.Si accedía tendría que ir a vivir, a su palacio, con toda su corte, no podría ver a Neva, ni siquiera podría ir al mercado, o escuchar a Thunder quejarse de los libros. No quería vivir en un palacio, me sentí bien aquí, en esta habitación donde había una cama y algunas plantas, tenía cerca a alguien que me recordaba a... 

Los sentimientos subieron por mi garganta, no quería abandonar esta fracción de vida. No quería vivir de lujos, ni sentarme en una gran mesa a comer, tampoco vestir con prendas lujosas, podría hacer algo lujoso, pero no portarlo. 

Cuando baje, la comida ya estaba servida. Me recibió con una sonrisa. Sentí un tirón en el estómago. 

—¿Estás bien Cal? ¿Pasó algo? 

—Recibí una carta... Del alto lord Thesan —dejó su vaso en la mesa con cuidado. 

—¿Qué te pido? 

—Quiere... Contratar mi servicio... Debo ir mañana. La carta dice que me puedo quedar en el palacio, en su corte, y bordar todo lo que él pida. 

—¿Y qué es lo que harás? 

—No quiero perder mi trabajo aquí... 

—Tal vez, son pocos los que pueden ir a donde él, tienes suerte, creo que ambas sabíamos que tarde o temprano esto pasaría. 

—¿Piensas que él se molestará si me niego? 

—¿Dime quieres trabajar para el alto lord? 

—Podría ganar buen dinero, pero no quiero irme de aquí —tomó mi mano con cuidado, su cola daba pequeños golpecitos a la almohada cerca de ella. 

—Se sincera entonces, pero siempre mantén el respeto, porque donde iras, hay seres muy peligrosos, no pienso que toleren las malas actitudes. Incluso podría darte el trabajo si le explicas. Estarás ante el alto fae más poderoso en esta corte. 

Mi interior tembló, ante sus palabras. Él sería el rey, y una de las criaturas de las que tendría que cuidarme ante todo. 

—Estarás bien, podríamos conseguirte ropa nueva para estar frente al gran señor — salimos a buscar algo, aunque ya era media noche, el mercado aún estaba abierto, encontramos un local donde vendían más sari, eligió una de color azul, con espirales en la parte inferior, compro un pequeño broche de bronce. Nos fuimos después. 

No dormí nada. 

En la mañana, tome un baño, seque mi cabello y lo cepille. En mi habitación, deje que le chemise cubriera mi cuerpo, llamaron la puerta, mi jefa, entró con el sari y todo lo demás, ella misma me vistió, no note que tenía doble vista la tela hasta que paso una aparte por mi hombro y volvió a cruzar en el lado contrario, dejo una con lo que quedaba, ajusto con firmeza bajo mi pecho. 

La Diosa De La Oscuridad ✴Where stories live. Discover now