La Diosa De La Oscuridad ✴

ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟝𝟠

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◆◆ 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪 ◆◆

Leí toda la noche, intentando no pensar en ese libro. Llamaron a mi puerta. Me cubrí con mi frazada. Seran estaba ahí. Sonreí cansada. 

—¿Estás bien?

—¿Por qué no debería estarlo? —salí cerrando, cruce mis brazos sobre mi pecho. 

—En la cena parecías un poco... Perdida 

—Pensaba mucho en un tema, solo eso —caminamos hasta las escaleras, nos sentamos ahí, la luz lunar apenas nos tocaba. 

—Sobre pensar no es bueno

 —¿Haz sobre pensado? —asintió, tomó un mechón de mi cabello jugando. 

—Durante los juegos sobre pensé mucho 

—¿Por el premio? 

—No, más bien... ¿Cómo te iría a ti? 

—¿Por qué? —no esperaba eso, ¿por eso actuaba de esa forma? 

—Pensé que saldrás herida —solté una risita, pero pareció que no le agrado. 

—No me malentiendas Seran, pero ya te lo dije aquí no hay nada que me hiera 

—Aun así, he visto a machos más fuertes ser rotos 

—Seran —tome su mano —No soy la misma persona de hace tiempo, confía en que cualquiera que se meta conmigo las pagará

—¿Así como él? —por un momento la chispa de humor apareció. 

—Exacto, aún peor — acaricié su mejilla. —aprendo poco a poco 

—Cal —sus dedos apenas rozaban mi mejilla —evita que te hieran 

—Bien —sonreí. Se inclinó besándome. Solo por un breve momento sentí un pinchazo en mi corazón. Uno que alejó el leve calor en mi pecho. 

—¿Qué hizo para que te molestaras? —pregunte cuando nos alejamos. 

—Siempre hace lo mismo, intenta tomar un lugar en la corte, parece un lobo queriendo morder la pata de un animal 

—¿Por qué no lo reta si tanto deseo tiene? 

—No tiene tanto poder —asentí, jugando con sus dedos. 

—Estuve en las cocinas, hay algunos rumores 

—¿Sobre eso? 

—Sí, note que apoyan a su gran lord 

—Así son, saben quién los cuida 

—Por eso te admiran a ti y a Zephyr 

—También... ¿Qué quieres hacer en nuestra próxima cita?