"El tiempo y el aire son iguales, sabemos que estan aquí pero nunca los vemos"
"Con mantas de oscuridad, coronas de espinas y ojos brillantes, los dioses siguen aquí; entre sus castillos de piedra y bestias horrendas, ellos esperan el momento de vol...
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𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪
La cabeza me dolía. Aunque intenté abrir uno de mis ojos, no podía. Mi brazo estaba bien. ¿Dónde estaba?
Seguía viva.
Una gran habitación iluminada por completo por la luz solar. Una sanadora estaba no muy lejos. Vestida con los colores del amanecer. Me senté con cuidado en la cama. Tenía vendas en mi pecho. Me dolía al respirar. El glamour. Toque mi rostro, mis orejas, todo seguía en su lugar.
Los recuerdos volvieron. Todo volvió. Minh... Estaba muerta. Las palabras del robador de rostros regresaron. Sentí una punzada en mi cabeza. Los gritos de aquella cosa sonaron de nuevo. Lo mate. Lo rompí.
Levante la mirada antes de que entraran. La sanadora se acercó, a su lado Thesan y Astreo. Mi garganta se cerró. Baje la mirada sintiéndome culpable.
—Esperen afuera —Fue lo que dijo. Se acercó. Levantando mi rostro. El dolor se reflejó en lo más profundo de sus ojos. Su prima.
—Quiero la verdad, toda la verdad desde el principio.
—Sé que, no debe seguir consejos de alguien como yo, pero cúbranos que nadie más oiga.
—¿Están importante?
—Sí —su magia se movió alrededor de la habitación. Bajo su mano.
—Yo soy una keña — respiré con dolor— mi nombre... Mi nombre real es Daena, Daena de Nesle. Mi madre se llama Circe. Lo que sé es que somos hijas de dioses. Vivimos entre montañas en el continente. No sé donde exactamente. Hay cuatro ciudades y una capital. Nadie sabe de nosotras. Nadie nos recuerda. Por siglos, incluso más, hemos estado ahí, a la deriva. De donde vengo, no hay día, solo oscuridad, frío y nieve. Ningún color. O música. O estaciones, no días, ni atardeceres o amaneceres.
Nos han gobernado reyes, durante todo este tiempo. Hay tres grupos en la sociedad. La corona, toda la familia real. La xonen, son keñas con algo de magia y las legh que no tenían magia. Tenemos algunas leyes. El rey es el único macho que puede tener hijos con cualquier keña, y la reina es la única que puede tener hijos varones, las demás no. Aquella keña que no sea la reina, debe sacrificarlo. No sé por qué. Solo pasa. Hay tres machos, vivos. Pero el antiguo rey los castro. El rey
—¿Tu padre? —asentí.
—Murió hace un tiempo. Hay una tradición. Los hijos de la reina. Si alguno quiere el trono, debe matar al antiguo rey, a sus hermanos y a su madre. —los rostros volvieron, apreté la sábana. —así que, hay uno nuevo —el olor de las flores regresó, aquellas manos también.Este rey debe tomar una esposa, una reina, y continuar con el ciclo. Coronado tiene el poder de hacer con la vida de cada una de nosotras como le plazca, tiene amantes, hijas, príncipes.
