ℂ 𝕒 𝕡 í 𝕥 𝕦 𝕝 𝕠 𝟜𝟙

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𝕋ℝ𝔼𝕊 𝕄𝔼𝕊𝔼 𝔻𝔼𝕊ℙ𝕌𝔼𝕊


Desperté con un dolor en la cabeza. La mitad de mi cara estaba sobre el agua. Me giré. El azul del cielo llamó mi atención. Las copas verdes de los árboles se movían con cuidado. Quité lo que tuviera en mi cabeza, apreté un poco y se volvió polvo. Levanté mi mano. La manga corroída del vestido dejaba ver partes de mi brazo. Me levanté con cuidado. 

Ya no estaba en el medio, ni en ninguna de esas cortes. No olía la magia. Mis manos seguían manchadas con lodo. Necesitaba un buen baño. Tendría que esperar a que el sol se fuera. Solo un poco. Me puse de pie y caminé un rato, las piedras y ramitas eran aplastadas por mis pisadas.

 El aire fresco alejaba cualquier pensamiento. Vi una cierva y su cría. La vida continua Daena o Cal. Como sea que me llamara. Tome una piedra, entre mis manos está cambiar, ahora tenía filo, tome una parte de mi cabello y la corte, hice lo mismo con el resto. Mucho mejor. Los mechones se volvieron de un color rojizo, hice fuego con las piedras y lo vi arder. 

Era sencillo usar mi magia ahora. Era más fácil que respirar.

Me encontré con una granja. Sentí a todos los que viven ahí, desde los hombres hasta los animales. Una familia grande. Podía esperar. Pase por los alrededores. Viendo los árboles moverse con el viento, las aves volar y algunos animales curiosos acercarse. Ellos prendieron los fuegos para iluminar la casa y el granero. Cuando la luz de la última ventana se apagó. Me acerqué a la puerta.

Símbolos extraños estaban grabados sobre la madera, entre con cuidado. Escuché los ronquidos de ellos. Solo había dos habitaciones, dormían con tranquilidad. Solo encontré corset y faldas en el baúl del primer cuarto. Ahí donde dormían todas las mujeres. 

Busque en el otro cuarto. Ambos dormían bajo las sábanas. Abrió su baúl. Tome unos pantalones y una camisa. Saque tres monedas de oro y las deje alrededor de la habitación. Haría esto solo esta vez.

Me desplace por el reino mortal hasta que encontré una cascada. Me deshice del vestido. Limpie mi cuerpo. Gracias a la luz de la luna sobre el agua, esta podía pasar como un espejo. Vi mi reflejo, si ahora estaba con los hombres, que mejor que parecer como ellos. Cambié el color de mi cabello por un café, mis ojos se volvieron más pequeños y marrones. Quite las orejas en punta, redondeándolas. Deje pecas y ojeras.

La ropa era muy grande para mí. Le hice algunos cambios. Junte algunas hojas y las volvía una gran capa. Recorrí el lugar hasta encontrar un buen árbol donde dormir.

Los siguientes días, deambule por toda la tierra humana. Algunos pueblitos ya estaban como nuevos. Encontré las grandes mansiones de los ricos y la casa más humilde. A veces los ayudaba con algo de oro o con la comida. Me daban unos guantes limpios o me invitaban a comer. No fue hasta que aparecí en aquella mansión del ave de fuego. Esta vez llamé a la puerta.

La Diosa De La Oscuridad ✴Where stories live. Discover now