"El tiempo y el aire son iguales, sabemos que estan aquí pero nunca los vemos"
"Con mantas de oscuridad, coronas de espinas y ojos brillantes, los dioses siguen aquí; entre sus castillos de piedra y bestias horrendas, ellos esperan el momento de vol...
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◆◆ 𝓓𝓪𝓮𝓷𝓪 ◆◆
Estaba aún en mi cama, observando el techo. Regresamos felices, pero aun así sentía curiosidad por aquel extraño que nos estaba observando.
Esperaba que no fuera nadie que molestara.
Una ducha rápida, la comida estaba servida, el dulzor de la fruta era riquísimo, le di un sorbo a mi café y comí una tostada.
Hoy sería el día de la prueba con más contacto físico, en la cual debía medir mi fuerza para no matar a alguien. Un mal golpe y estaría en apuros.
Vi la habitación, realmente no se sintió el tiempo. La joven ninfa entró con una charola llena de vendas y ungüentos.
—Las luchas comenzarán más tarde —se agachó dejando aquellas cosas sobre la mesa —debo decirle que es un gusto conocerla
—¿Qué?... ¿Por qué?
Sonrió un poco, asintió abrazando la charola vacía contra su pecho
—Porque es fuerte, ninguna hembra ha llegado tan lejos en los juegos, muchas quieren seguir sus pasos para los juegos que vienen.
No pude decir nada, ¿era en serio?
—Gracias
—Debe estar nerviosa, pero espero de todo corazón que llegue hasta la final —asintió y se fue cerrando la puerta. Esperaba que participaran.
La armadura era pesada, coloque las muñequeras, amarre con fuerza cada listón, al ver como me peinaría, decidí algo más.Ellos jugaron sucio, vi de nuevo mi cabello, crecerá de nuevo, lo corté.Estaba más ligera, era extraño verme así, pero no me quedaba nada mal. Coloque crema en mi rostro y mis manos, masajeándolos, para colocar las vendas en mis dedos.
Comencé a calentar, dando brinquitos, levantando mis manos y extendiéndome con cuidado. Moviendo la cadera en círculos. No sabía contra quién me pondría.
La puerta se volvió a abrir mientras hacía mi última abdominal.
—¡¿Qué te has hecho en el cabello?! —Teya tenía los ojos bien abiertos, solo sonreí.
—Un pequeño corte, nada serio
—¿Por qué?
—No estoy dispuesta a dar ninguna ventaja —me levanté— ¿por qué estás aquí?
—Ayer no parecías estar bien
—Lo estoy, Ey, solo estoy practicando
—¿Ey? Asi me llamarás ahora
—Solo esta vez, ¿Qué pasa allá afuera?
—Solo puedo decir que están listos, hay un remolino de euforia, ¿estás segura de esto, Cal?
