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Tanto tiempo desde la última vez que sus labios se juntaron y bailaron juntos había pasado, que ese beso se sintió para ambos con un elixir rejuvenecedor del cual cada vez querían más y más.

Con las manos de él en la cintura de Majo apretando con delicadeza y las manos de ella enredando entre sus dedos el cabello de Adam, la situación se estaba descontrolando. Eran tales sus ansias y deseos mantenidos bajo control durante tanto tiempo que detenerse era lo último que pasaba por sus cabezas. Sin embargo no fue necesario que uno de los dos razonara, ambos por una involuntaria reacción se separaron con brusquedad luego de escuchar la campana del inicio de clases. Sin mirarse siquiera los dos corrieron lejos el uno del otro y con rapidez llegaron a sus respectivos salones.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora