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María José estaba preocupada, conocía lo suficiente a Ana como para saber que siempre hacía lo que decía, era como su mantra: cumplir siempre con su palabra. Había planeado decirle todo a Adam dentro de cuatro días, pero ahora tendría que adelantar sus planes. No tenía tiempo para idear una cita, por lo que apenas lo viera sería la hora de la verdad. Si permitía que Ana se lo dijese, su relación de iría permanente al caño. Adam debía escuchar la verdad de su boca, de nadie más, eso era lo correcto. Salió de su habitación y se dirigió a la cocina, donde esperaba encontrar a sus padres. Les confesaría la mentira que aunque ellos no sospechaban, debía comunicarlo.

—Majo, la cena aún no está lista.

—Mamá, Papá, tengo algo que decirles. —Los dos adultos preocupados dirigieron de inmediato su total atención a su hija, la conocían muy bien y lo más probable es que se hubiera metido en problemas. Evitaron pronunciar palabra alguna para dar cabida abierta a que Majo hablara.

—La verdad es que... —Respiró hondo y continuó. —La verdad es que he estado fingiendo ser alguien que no soy. —Al ver la incomprensión marcada en el rostro de sus padres, explicó. —Desde que nos mudamos me he estado vistiendo y actuando como una persona completamente diferente a mí y he engañado a toda la escuela de esa forma. Pero mañana lo confesaré todo apenas tenga oportunidad, lo prometo. Sé que estuvo muy mal de mi parte, por lo que asumiré las consecuencias e intentaré arreglarlo todo y entenderé si me quieren enviar con la tía abuela Marilyn.
 
Majo esperaba respuesta de sus padres, ser reprendida y sermoneada como tantas veces, pero al verlos en silencio y mirándose entre sí su miedo se incrementaba convenciéndola de que en verdad sería envida al otro lado del mundo con el diablo en persona.

—María José, —al fin habló su madre—aún lo estoy asimilando, pero has sido muy valiente al confesarnos algo que no esperábamos. La verdad es que sí sospechaba que algo andabas planeando con toda esa ropa rara y esa horrible peluca, pero preferí esperar y darte una oportunidad.

—Majo, —sonrió su padre—estoy orgulloso, al fin le darás la cara a las consecuencias de tus actos. Aunque eso no te librará del castigo.

—¿Me enviarán con la tía abuela Marilyn? —Ambos intercambiaron miradas dejando a Majo más desconcertada. Se esperaba una situación completamente diferente.

—No. En ningún momento lo dijimos enserio, enviarte con ella sólo te haría peor. —Habló su madre. —Últimamente has estado saliendo mucho, así que por un mes tendrás prohibido eso y por favor avísanos si debemos aparecernos por la escuela.

A Majo no le preocupó mucho eso, la cosa es que luego de decirle la verdad a Adam, ya no tendría novio con el cual salir.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora