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Caminaba por los pasillos con total cuidado, sospechando de todos y mirando a cada esquina con los ojos bien abiertos, pareciendo una desquiciada. María José ya llevaba tres días evitando a Adam. No era sólo verlo de lejos y correr a esconderse. Debía estar atenta. Sabía que se comportaba como una cobarde, pero seguro que si él se enteraba de todo, el resto de la escuela lo haría también. Y lo que le preocupaba no era la opinión pública, porque bueno, no es que fuera de su interés. Su verdadero temor era que sus padres se enteraran de todo, eso sí que sería un problema. No sólo terminaría de decepcionarlos, sino que la mandarían muy lejos. Su padre fue claro, una travesura o tontería más, y la mandarían al otro lado del mundo, junto con su tía abuela, la fría y excéntrica Marilyn. En verdad que sería vivir en un verdadero infierno si se quedaba allí.
De sólo imaginarlo sentía tres mil escalofríos por todo su cuerpo, sin exagerar. En verdad, esa anciana era un ser malvado.

— ¿Vas a continuar actuando como una cobarde o piensas enfrentarme? —Se puso tan blanca como un papel al escucharlo detrás de ella.

Ahora sí, que Dios me reciba con los brazos abiertos. ¿O debería decir, la tía abuela Marilyn?

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora