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—¿Continuarás negándolo o ya estás lista para empezar a hablar? —Cuestionó un divertido y triunfante Adam.

Mierda, mierda y más mierda. Eso era lo que salía, según Majo, de la boca de Adam.

¿Ahora qué haría?

Cuando decidió que ya era hora de darse por vencida y dar por finalizada ésta mentira, que aún no deja de pensar en lo estúpida que fue al empezarla, pareciera que un ser de otro mundo quiso ayudarla y emitió el sonido de la campana. Apenas la escuchó salió corriendo, sin dar oportunidad a Adam de detenerla.

Eso sí que era suerte.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora