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María José se encontraba en su casa, ya era fin de semana y estaba haciendo lo que durante toda la semana había ansiado hacer: hibernar. En realidad se recostaba en el sofá-cama de la sala y veía películas desde que despertaba hasta que se volvía a dormir, eso sí, bien acompañada de algún nuevo pasabocas que encontraba el viernes en la tarde en el supermercado. Ya llevaba al menos 24 horas sin hacer algo provechoso de su vida, ahora mismo se dedicaba a pasar los canales de su televisión con cable esperando encontrar una buena película que ver, en definitiva, requería de un poco de Netflix. Entre canal y canal se sorprendió al escuchar el timbre de la entrada de su casa siendo tocado reiteradas veces.

Sus padres estaban de viaje y en dado caso de que volvieran tenían llaves, no tenía amigos y dudaba mucho estar recibiendo visitas de Lina y Ana, tampoco había pedido comida, ni le habían avisado de una visita familiar, así que hizo lo que cualquier otro haría: ignorar el timbre y darle el control sobre su cuerpo a la pereza.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora