Adam no podía negar que se encontraba un poco nervioso, ahora, luego de casi dos meses de atormentar con notas no muy agradables a María José Donovan, ahí se encontraba, frente a ella. Quien se veía confundida y sorprendida, algo normal, según él, teniendo en cuenta su atractivo físico.
-Tú... ¿Eres mi acosador? -Preguntó Majo, no muy convencida.
Adam sintió un pequeño corrientazo, algo así como un escalofrío. Era la primera vez que escuchaba la voz de Majo, y en verdad no pensó que sonara así, tan... Sexy. Creyó que sería muy chillona, o en su caso muy gruesa, pero no tan femenina. Carraspeó intentando sacarse tales pensamientos tan innecesarios e impropios de él de la cabeza.
-No. Yo no soy tú acosador. Soy un anónimo que te envía notas, caca de perro. -Sí, era él. La mención de ese apodo tan extraño y gracioso la convenció.
-Claro. En pocas palabras, un acosador.
-Te digo que no.
-Y yo que sí.
-Que no.
-Que sí.
-No.
-Sí.
-No.
-Sí.
-¡Te digo que no! -Majo se levantó con brusquedad y aunque no logró igualar la altura de Adam, al ser él demasiado alto, aún así era mejor que estar sentada.
-¡Y yo te digo que sí!
-¡No soy un acosador, bruja!
-¡Sí lo eres, estólido!
-¡Que no, friki!
-¡Sí, idiota!
-¡No, desadaptada!
-¡Sí, imbécil!
-¡Que no, caca de perro!
-¡Ya basta! -Gritó una tercera persona, provocando que tanto Majo como Adam giraran en dirección a ella. -Asustan a los niños. -La señora de edad y con los que parecían ser sus nietos, los observó mal, para luego simplemente irse.
Ellos confundidos volvieron a mirarse, fulminándose el uno al otro con la mirada. Ahora ya no era una guerra de palabras, sino de miradas.
-Bien. Ya sabes quién soy. Ahora, dame información sobre la chica.
-Dame mi celular primero.
Adam sin ganas de dar inicio a otra discusión, se lo entregó sin más.
-Ahora dime.
-Bien. -Se sentó en la banca nuevamente, seguida por él. -Su nombre es María. Pero será difícil que interactúes con ella porque... Consiguió una beca en... Holanda.
-¿Qué?
-Lo que escuchaste.
-¿Y se supone que debo creerte? -Preguntó incrédulo. No consideraba verdadera ni una sola de sus palabras.
-Pues... No es como que tengas opción. ¿A quién más podrías preguntarle sobre ella además de mí?
-¡Ésto no es justo! -Se levantó de golpe. - ¡Perdí el misterio que me rodeaba a cambio de nada! ¡Al menos dame su número!
-Y si no quiero, ¿qué? -Se levantó nuevamente y lo retó con la mirada.
-María José, -se estremeció al escuchar su nombre, pero lo supo disimular-no juegues conmigo, no te irá nada bien.
Se sostuvieron la mirada en una batalla que ninguno estaba dispuesto a perder, incluso aunque comenzó a llover, y aún peor, a cántaros, no estaban dispuestos a dejar que el otro ganara. No fueron requeridos más de un par de minutos para encontrarse empapados de pies a cabeza y aún así, el simple pensamiento de no dejar ganar al otro era el que los impulsaba a continuar llueva, truene o relampaguee sin dar el brazo a torcer.
-¿No piensas darte por vencida?
-¿No piensas darte por vencido tú?
-No hasta que tú lo hagas.
-Pues yo tampoco lo haré hasta que lo hagas tú.
Es oficial. Ésto llevaría tiempo.
ESTÁS LEYENDO
No te quiero nada
Short StoryUna hermosa chica debe mudarse a causa de sus padres, pero, antes de hacerlo sus amigas Lina y Ana la retan. María José deberá llegar a su nueva escuela como todo lo contrario a ella: la nueva marginada del lugar. Notas: eso es lo que recibe de un d...