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Un par de días más pasaron y Majo ya no soportaba guardarse sus ganas de buscar a Adam y hablar seriamente con él. Quería explicarle cómo llegó a esa situación, sus miedos y sus intenciones. Quería una reacción de su parte, no se daba falsas esperanzas con que la perdonara pronto, pero esperaba que él lo dijera, que se desahogara con ella, incluso aceptaría que la gritara, sería mucho mejor que aquel silencio tan desesperante que había adoptado. Así que guiada por su característica impaciencia, ideó un plan.

Inesperadamente Lina la ayudaría, el día anterior se habían cruzado y la chica había obligado a María José a escucharla. Ella no quería arruinar la relación que tenía con Adam, nunca tuvo dichas intenciones, sólo se sentía disgustada por la falta de comunicación entre ellas y para sorpresa de Majo, en realidad la consideraba una buena amiga. Aseguró haber roto cualquier tipo de relación con Ana, a quien sin darse cuenta había ayudado en sus desagradables planes, razón por la cual quería redimirse con María José y ayudarla a obtener el perdón de Adam y así dejar los sentimientos negativos atrás y tener todos una relación armoniosa y positiva. Por supuesto que Majo no creyó mucho en sus palabras, pero así como ella deseaba que el chico de ojos verdes la diera una segunda oportunidad, ella se la dio a Lina.

—¿Estás segura de no querer darle más tiempo? —Preguntó la morocha. Realmente estaba segura de que Adam necesitaría más tiempo para estar dispuesto a hablar con María José, sin embargo era ella quien lo conocía y sabría qué sería lo mejor.

—No le des más vueltas a ello Lina, ya estoy decidida. Adam me escuchará sí o sí, ya estoy cansada de esperar. Mejor dime, ¿estás segura de que podrás hacer lo que te pedí?

—No te niego que sí estoy un poco cohibida al respecto, pero te prometí que lo haré y cumpliré con esa promesa.

Todo estaba listo, sólo faltaba añadir a Adam a la ecuación.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora