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Adam despertó ansioso de ver a María José, por lo que se levantó más temprano de lo normal, comió casi sin masticar y aunque se creía sin tiempo, velozmente se bañó y arregló intentando verse más guapo de lo normal. Salió de su casa y se dirigió directamente al edificio educativo. Majo despertó con una sonrisa, había conseguido soñar con Adam y eso la ponía resaltantemente feliz. Se levantó, comió con premura y se dió un agradable baño, luego se vió al espejo y recordó la mentira que rodeaba a voluntad propia su vida. Lo razonable es que fuera sincera, pero un miedo incomprensible se apoderó de su mente, miedo por decepcionar a sus padres, por terminar perdiéndose a sí misma y con ella, a Adam.

Hace tiempo había decidido ser sincera, eso era lo correcto, pero al agregar a Adam a la ecuación una vez más se sintió insegura al respecto. Tenía que ser valiente y confesarle la verdad, al fin y al cabo era el más engañado de todos, pero tenía que prepararse psicológicamente para las posibles reacciones del susodicho. Decidió disfrazarse y continuar con su mentira hasta saber el momento y las palabras adecuadas para confesarlo todo. Acostumbrada a llegar temprano, salió de su casa.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora