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Adam no quería creer lo que estaba sucediendo, pero ya había comprendido toda la situación. La chica rubia le dijo que María José no era quien creía y ahora entendía a qué se refería. Finalmente conocía a la misteriosa persona que llamó su atención en el teléfono y que influenció tanto en su relación, y aunque admitía que era más hermosa en persona no tenía comparación alguna con la que creía era su novia. La chica que ahora se presentaba ante él no era más que una desconocida, alguien a quien nunca conoció ni conocería.

—He fingido ser alguien que no soy sin razón justificable. Te he engañado y sin darme cuenta ello se ha convertido en mi mayor temor.

No importaba que la voz fuera la misma ni qué dijera la castaña chica que tenía frente a él, ello no disminuiría la decepción que en ése momento sin ser capaz de percibirlo le estaba rompiendo el corazón. Su novia, María José, lo había engañado, se había burlado de sus sentimientos y de la confianza que creía, existía sin barrera en su relación.

—Hice mal, demasiado. Pero no por ello estoy dispuesta a perderte. No me importa que me odies y desees mantenerme lejos de ti, continuaré siendo la egoísta persona que ahora parezco ante tus ojos y seguiré presente en tu vida.

Sin querer escuchar más, Adam le dirigió una fría mirada que nunca esperó tener y se marchó, dejando atrás a la castaña, a su novia, y a sus sentimientos por su caca de perro.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora