8.8

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Ya lo tenía todo preparado. Se encargaría de llevar a Adam a una de las mejores citas que se le podían haber ocurrido y confesaría tanto sus verdaderos sentimientos como la enorme mentira que cargaba consigo. Sólo se lamentaba de haber esperado tanto.

—Estás muy pensativa, Majo. —Comentó David, el mejor amigo de Adam. Con una personalidad amable y divertida, era un compañero estupendo cuando su novio no se encontraba cerca. —No me digas que lo extrañas, porque entonces sí confirmaría mi teoría de que ustedes son un par de cursis y melosos.

María José sonrió.

—Te equivocas. No lo extraño ni poquito.

Un no convencido David añadió:

—¿Sí sabes que sólo fue al baño, verdad?

—Deja de burlarte de mí.

Mientras esperaban que regresara el susodicho estuvieron bromeando y riendo por unos cuantos minutos, luego, Majo al tener frente a ella la entrada a la cafetería, fue imposible no fijarse en cómo ésta era abierta y daba paso libre a un par de chicas que ante el descubrimiento de quiénes eran, no hacían más que ponerla nerviosa y dar cabida abierta a sus ya, antes segura, superados miedos.

No te quiero nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora